Tras la ola de linchamientos en diversos municipios del estado de Puebla en donde destaca la de un consejero del IEE, rectores de la Ibero y la UPAEP coincidieron en que ni la sociedad ni la autoridad puede permitirse más actos de este tipo, por lo que exhortaron a los responsables de la seguridad a tomar cartas en el asunto y garantizar la seguridad de los poblanos.
Tanto Fernando Fernández Font como Emilio Baños Ardavín, señalaron que este tipo de actos son producto del hartazgo de la ciudadanía, pero fueron firmes al señalar que no se pueden permitir más actos de este tipo, y no se puede normalizar la violencia a ese grado.
“La justicia no está siendo efectiva, la gente esta harta de la violencia y toma justicia por su propia mano, está mal, es increíble que estemos llegando a estos extremos” comentó el rector de la Universidad Iberoamericana, Fernando Fernández Font, quien consideró que el problema ya se ha desbordado y es necesario revisar las estrategias y buscar nuevas propuestas.
Consideró que la autoridad sí ha tomado cartas en el asunto, pero debido a la magnitud del problema, éstas no han dado una respuesta favorable “No se puede tapar el.sol con un dedo, está tan desbordado el problema qu por más acciones que han tomado éstas no han sido efectivas, hay que revisar las estrategias, buscar nuevas y seguir en la lucha contra el crimen”.
Por su parte, el rector de la UPAEP, Emilio Baños Ardavín, consideró que este tipo de acontecimientos contribuyen a generar un ambiente desfavorable para la convivencia social y afecta el entornl del actual proceso electoral.
“Este tipo de actos no los podemos permitir, es un llamado de atención a la autoridad y a la sociedad, no se cuentan con las instituciones suficientemente fuertes que demanda la sociedad… Hay una desesperación de la sociedad pero no nos podemos acostumbrar a estos actos, pues muchas veces los afectados resultan ser inocentes”.
Para ambos rectores, el problema de la inseguridad y el hecho de que muchos delincuentes salgan a las calles para volver a delinquir no es problema del sistema penal acusatorio como tal, sino de la falta de preparación para que los actores correspondientes lo lleven a la práctica, así como la endeble fortaleza de las instituciones