Ni una menos

Erick Becerra

La lucha contra la violencia hacia las mujeres no puede quedar en manifestaciones, en exigencias, discursos de ONG´s o de políticos sino que debe convertirse en política pública en México y en Puebla.
Las movilizaciones de ayer visibilizan la crueldad con que han sido tratadas las mujeres, pero debe trascender en contra de las conductas patriarcales que prevalecen en nuestro país.
México ha sido penosamente lastimado durante años, quizá visiblemente desde que comenzó el fenómeno de las Muertas de Juárez, en 1993.
Pero la violencia contra las mujeres no se queda solamente –aunque es gravísimo- en la violencia pública, conocida, que termina con las vidas de las mujeres, que las agrede, que las humilla, que las mata.
La violencia contra las mujeres nace en las casas, se fomenta en las familias. No sólo en las comunidades rurales, allá enclavadas en la sierra o la mixteca, no se queda en Oaxaca, donde ultrajan a las niñas y las obligan sus propios padres a contraer nupcias.
Los fenómenos de violencia, de humillación, de ultraje y todo ello con el machismo como sombrilla constante, están arraigados en los hábitos más comunes de las familias. Los gobiernos, la iniciativa privada y los organismos intermedios deben sumarse a una gran cruzada contra este flagelo, pues de otra forma no habrá acciones de gobierno suficientes para contrarrestarlo.
Unos datos: la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) documentó 3 mil 529 feminicidios durante 2018 en 25 países de América Latina y el Caribe.
Cuatro de las cinco tasas más altas de feminicidio se registran en los países del norte de Centroamérica, como El Salvador, Honduras y Guatemala, y en República Dominicana, según el Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe (OIG).
Bolivia tiene una tasa de 2.3 feminicidios —por cada 100 mil mujeres en 2018— es la tercera más alta de América Latinay la más alta de América del Sur, señaló el OIG.
En México, del 2016 a la fecha han contabilizado 280 feminicidios, aunque la cifra puede no ser real, pues muchas autoridades incumplen los protocolos para determinar como feminicidio las muertes de mujeres por causa de género.
Sobre todo si Puebla tiene registrados 50 feminicidios en un año, los 280 palidecen.
El asunto es grave. Gravísimo, pues los familiares de los homicidas los protegen. Porque las madres niegan que sus angelitos sean responsables, y responden con “ella lo provocó”. Si vemos eso en las familias ¿cómo podemos pensar en erradicar este mal?

Desde los corrillos:
Realiza Cemex obras en Cuautinchán y Tepeaca
Sólo cuando el diálogo prevalece sobre intereses se puede caminar bien en lo público.
Así entiendo que ocurrió con Cemex y los ayuntamientos de Cuautinchán y Tepeaca para concretar apoyos específicos para la pavimentación de los 4.5 kilómetros de la carretera Santa Cruz Ajajalpan, que conecta a ambos municipios.
Pero además, con la aportación de Cemex y la participación de BUAP, así como del municipio de Cuautinchán, se construyen 2 mil 200 metros lineales de banquetas y guarniciones.
Todo esto gracias al diálogo con el gobierno del estado, que encabeza Miguel Barbosa Huerta, con quien concretaron inversiones a favor de las comunidades.
Gracias y nos leemos mañana.

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