La nueva etapa del CCE

Erick Becerra

Ignacio Alarcón, nuevo presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), tiene tareas importantes. Dará un golpe de timón con respecto del edificio que se supone se está construyendo y se supone estaría listo hace quién sabe cuántos años.

La meta es tan ambiciosa que parece imposible.

Ya tuvo una reunión con la empresa – o sea Blueicon- que se supone que lo construye y se supone que recauda financiamiento y habrá una segunda. En caso de no cumplir con las exigencias del nuevo presidente y restaurantero, les cortará el oxígeno.

No habrá más.

Se cancelará todo el contrato y se rascarán con sus propias uñas.

La futura sede del CCE, que tendrá oficinas virtuales y podrá ser utilizada por empresas que vengan a Puebla a hacer reuniones de negocios e intenten invertir aquí, tendrá que ser una realidad en el periodo de Taico.

Basta ya de vender espejitos, pues, con sus tres torres de casi 70 mil metros cuadrados.

Y es que la iniciativa privada poblana está a merced de proyectos que de pronto parecen espejitos, elefantes blancos y puro rollo.

El ímpetu que trae el nuevo presidente parece que no gustará a algunos pero quedará clara la nueva etapa.

Entre otras cosas también, continuará con los procesos que había avanzado mi querido Carlos Montiel, en la caza del regreso de algunas cámaras empresariales que se habían ido y otras interesadas en afiliarse al organismo cúpula.

La intención del CCE es fortalecer su representación gremial y de eso habrá mucho por hacer para convertir a la IP poblana en un factor de peso real en las decisiones públicas y sobre todo privadas en Puebla.

Importante es la conformación de su Comisión Ejecutiva, entre quienes destacan Toño Hernández, presidente de la CMIC, Beto Ramírez, expresidente de la CMIC, Fernando Treviño, presidente de Coparmex, Patricio Zorrilla, Gilberto Marín y Roberto Quintero.

Hoy con más razón, los organismos empresariales deben ser contrapeso de autoridades y sobre todo impulso para la clase empresarial que debe invertir y transformarse para no rezagarse.

Actividades económicas y subsectores como el textil necesitan ver al futuro y dejar de recordar el pasado.

Es hoy o nunca.

Si no, no habrá mañana.

Gracias y nos leemos mañana.

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