JV, el mueblero misógino en Puebla

Carlos Gómez / @gomezcarlos79

La violencia contra las mujeres no reconoce edad ni estatus social, lo pueden padecer las más humildes, pero también aquellas que, siendo legalmente herederas de las rentas de las propiedades que su padre les dejó, se les niegue, por el simple hecho de ser mujeres.

Y esta es la historia de cinco mujeres que, a pesar de tener derecho a la herencia de un exitoso hombre de negocios, no pueden acceder a sus beneficios porque un hombre sin escrúpulos, su hermano, se los niega e incluso, desde hace años prácticamente se queda con las ganancias que generan las numerosas rentas de las propiedades heredadas.

El padre de estas cinco mujeres y del misógino heredero, nació en Coahuila, pero fue en Puebla y Oaxaca donde creció como empresario y edificó un emporio económico valuado hoy día en más de mil millones de pesos ($1,036,650,847.70 para ser más precisos).

Este misógino ha logrado montar con los recursos de estas rentas un negocio de mueblerías que deja más perdidas que ganancias en Zavaleta, Bella Vista, Lomas de Angelópolis y Atlixco.

Le adelanto una pista, sus iniciales son JV, pero no es el dueño de las famosas Torres de la Vía Atlixcáyotl, y sus mueblerías tienen un nombre inspirado en un territorio indígena boliviano, una sencilla búsqueda en Google le ayudara con este acertijo.

Sigo con la historia de este individuo que pretende hacerse pasar como honorable empresario pero que en realidad es un ser mezquino.

JV que hoy en día ya tiene 54 años cumplidos, recibe y administra las ganancias de las rentas de diversos inmuebles en la ciudad de Puebla, Tehuacán, Tepexco, Cuautinchán, Veracruz y Oaxaca que mensualmente arrojan la cantidad de $1,870,593.70.

De diciembre de 2015, fecha en que murió su padre empresario, a este día, las rentas que ha administrado JV deben dar un aproximado de 180 millones de pesos, mismas que debieron repartirse entre las legítimas herederas y él, pero que en la realidad apenas registran unos 68 millones de pesos en las cuentas bancarias.

Así pues, JV se ha dedicado a “administrar” las ganancias del emporio inmobiliario heredado de su padre y engañar sistemáticamente a sus hermanas.

Este misógino mueblero ya fue requerido por un juez familiar en Oaxaca para que presentara la rendición de cuentas a la que por ley está obligado, pero sabido es que tanto en ese vecino estado como en Puebla el paso de la justicia es lento e ineficaz, largos litigios le han permitido seguir quedándose con el patrimonio de sus hermanas.

Este individuo, al que debe considerarse una vergüenza para el empresariado poblano y merece ser señalado públicamente por las violaciones y abusos que ha cometido contra su propia familia, se regodea ejerciendo violencia patrimonial y económica y tiene la perversa costumbre de humillar a sus hermanas por el simple hecho de ser mujeres.

La mente trastornada de JV le hace decir frecuentemente que las mujeres son tontas y que sus hermanas lo único que merecen es ser dóciles, agradecidas y rogarle si necesitan algo de él. Desde su punto de vista ellas no merecen nada.

En la siguiente entrega le daré a conocer letra por letra el nombre de este individuo que hoy aún se pasea por las calles como un honorable hombre de negocios, pero que en realidad es un ser miserable.

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