El Tsunami de la 4a ola

Erick Becerra

La suerte está echada. La cuarta ola del COVID-19 cortesía del Ómicron será la peor de todas.
Veamos.
Los contagios crecen exponencialmente en el país, sin control, y con epicentro en la Ciudad de México.
El reporte del jueves registró 190 contagios en Puebla y aunque no hubo fallecimientos, hay una clara tendencia a la alza.
En el país hay más de 4 millones 30 mil contagiados oficialmente en el país, y prácticamente se ha alcanzado la cifra de 300 mil fallecidos sin contar con los otros 200 mil que el Inegi sí contabilizó pero no los reconoce la secretaría de Salud federal.
Los disparates del secretario de salud federal que tuvo que levantarse temprano el martes por la “gripe” de López-Gatell, quien se atrevió a concederle al Vic Vaporub propiedades curativas milagrosas.
No habrá cierre de actividades comerciales, ni siquiera de espectáculos, por lo que está clara la absurda ceguera de México a establecer candados para frenar el contagio.
Cuando otros países llevan cientos de miles de menores de edad vacunados, México sigue regateando la vacuna a los niños, por tacañería, ineficiencia y negligencia.
Es cierto que la economía no aguanta otro cierre, pero podría haber medidas mas “creativas” y responsables, como restricciones en los aeropuertos y accesos a espacios como restaurantes mostrando el comprobante de la vacuna.
Pero no. Recuerden: “prohibido prohibir”.
El Ómicron, es cierto, parece haber mostrado menor capacidad letal pero al no haber estudios concluyentes, todo puede pasar en el primer trimestre del año en que se cumplen ya dos años de la pandemia en México.
Que los tamales de la Candelaria nos agarren confesados, o mejor aún, vacunados.

Muchas gracias.
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