Claudia y Marcelo

José Antonio de la Vega Moreno

Cuando la desgracia te alcanza y quien te protege voltea y no tiene a quién echarle la culpa por el colapso de la Línea 12 del metro en Tláhuac, en la ciudad de México.

Cuando hoy no existen neoliberales, ni conservadores para poder señalar de la caída de estos vagones del metro, la muerte de 25 personas y poco más de 60 heridos.

Pero una luz en el túnel de la mañanera.

Los medios amarillistas son los que revolotean las aguas para sacar raja de una desgracia.

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, hoy tiene que comenzar a trabajar con transparencia y plena rectitud ante los responsables de la desgracia de la línea 12 del metro.

La paradoja está, en si el tabasqueño procederá contra quién construyó el metro elevado, Marcelo Ebrad, cuyo costo pasó de 17 mil millones de pesos a 24 mil millones de pesos, con observaciones de obra de un total a lo largo y ancho de la misma de 11 mil fallas, además, de que arrancó seis meses de lo previsto.

El de Macuspana irá tras la Jefa de Gobierno de la ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo, por omitir mantenimiento a la línea 12 o quizá a toda la red del sistema de transporte metro.

De norte a sur del país, en la ciudad de México, se grita, se siente la tragedia y se diluye en algo concreto “no fue accidente, fue negligencia”.

López Obrador estará enfadado porque desde hace unos días, no ha impuesto agenda y la desgracia lo persigue y seguro no lo ha de dejar dormir.

El presidente de México tendrá que responder como jefe de estado y no como abanderado de un instituto político o movimiento político.

El presidencialismo se tiene que ejecutar con rigor.

Señor presidente, Claudia o Marcelo.

La decisión de Andrés Manuel, debe cantarse por alguien para cargar con  responsabilidad de la tragedia y nada más existen esos dos nombres: Claudia o Marcelo.

Todo el peso de la ley a los responsables señor presidente, ahí están 25 cadáveres de la desgracia que lo siguieren.