Carlos Gómez / @gomezcarlos79
Ayer ocurrieron tres claros ejemplos de que la violencia política va en crecimiento en las elecciones del estado de Puebla.
El caso más grave ocurrió en Amozoc, en donde hubo un ataque contra el equipo de
campaña del candidato de Morena, Severiano de la Rosa, por parte de hombres que los golpearon y después huyeron.
Vecinos reportaron detonaciones de arma de fuego y que el candidato habría estado en ese lugar, pero no ocurrió así.
Amozoc es un municipio peligroso y la violencia ya llegó a las campañas.
Otro caso reprobable fue el ataque que sufrió el candidato de Morena a diputado local, José Luis Figueroa, por parte del presidente auxiliar de San Pedro Zacachimalpa, Juan Carlos Jiménez, debido a que a empujones lo corrió de la plaza principal de la comunidad.
Este sujeto se siente dueño de la Junta Auxiliar y de la plaza pública, lo que representa un foco rojo para el día de las elecciones.
Y un caso similar vivió el candidato a gobernador por Morena, Alejandro Armenta, quien llamó “tirano” al alcalde de Cuetzalan, Gersón Calixto, quien negó un permiso para hacer un evento de campaña en la plaza principal de ese Pueblo Mágico.
Alejandro Armenta vivió en carne propia los excesos de Gersón Calixto, pero ya tomó nota de todos los reclamos y las quejas que existen contra este aprendiz de cacique.
Estos tres ejemplos son una muestra de que la violencia política se vive todos los días en todo el estado de Puebla.
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