Tras caso #Fátima, veamos a miles de niños vulnerables en Puebla

Erick Becerra

La vulnerabilidad de los menores de edad en este país lleva a millones de ellos a situaciones de alto riesgo.
En Puebla no es la excepción.
Cinco elementos ponen a los menores en alto riesgo y son condiciones que lamentablemente afectan a miles de niños.
1. Que 3 de cada 10 hogares en el país son dirigidos por mujeres, lo que infiere que los menores pasan algunas horas solos o cuidados por abuelos, familiares o vecinos. Esta situación es de alto riesgo porque -aunque el presidente Andrés Manuel López Obrador planteó que los abuelos cuiden a los nietos, ante el cierre de las estancias infantiles, no es lo más conveniente, dada la incapacidad física, emocional y cultural de la tercera edad.
La Encuesta Intercensal 2015 del Inegi muestra que en Puebla 29% del total de los hogares son dirigidos por una mujer. En el país, esto significa que 9 millones 266 mil 211 hogares tienen jefatura femenina.
La jefatura femenina aumentó 4 puntos porcentuales entre 2010 y 2015.
2. No hay educación ni política de monitoreo, prevención y acción en materia de salud mental.
No existe política pública alguna en materia de prevención de la salud mental en la educación pública. Y en la privada es deficiente. Con ello, en las escuelas -que son el punto de encuentro más natural entre los menores- es imposible detectar comportamientos sociales de los menores que pueden advertir condiciones de maltrato que en caso de ser detectadas a tiempo podrían ayudar a prevenir maltrato y muertes como la de Fátima.
3. La educación sexual es un asco. No hay protocolos modernos que más allá de mostrar la técnica, trabajen en la estabilidad emocional de los niños y jóvenes para enfrentar los cambios hormonales. Así, los jóvenes suelen forzar a sus novias a tener las primeras relaciones sexuales antes de terminar la secundaria.
4. Puebla pasó del quinto al segundo lugar nacional por número de menores de edad que trabajan. Hay cifras alarmantes de abuso sexual en los análisis del estado y que arman a cualquiera. De hecho, el Sistema Estatal de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (Sipinna) elabora un protocolo de atención a niños y niñas en situación de calle, dada su alta vulnerabilidad. Urge este protocolo que en estados como Hidalgo tiene más de dos años en operación. Según el Inegi, 208 mil 450 menores de 5 a 17 años son trabajadores informales en lugar de estar en la escuela, y la mitad realiza trabajos peligrosos, por lo que también es la tercera cifra más elevada del país. En Puebla hay 193 mil 757 niños y adolescentes en actividades no permitidas 9.7% del total nacional.
5. Del total de los hogares, 28% está son “ampliados” al estar integrados por padre o madre de familia y algún tío, primo o abuelo. No se puede generalizar, por supuesto, pero la mayoría de la violaciones a menores ocurren por un familiar que vive en la misma casa.
Es cierto que no puede haber un policía en cada casa cuidando que no se cometan atrocidades, pero hay mecanismos de prevención que deben aplicarse.
En conclusión, la vida infernal que vivió Fátima y los hijos de su victimaria, Giovanna, se parece mucho a la vida de cientos de miles de niños en Puebla. Y lo urgente es hacer cambios ya, ahora, amplios y multivariados desde el Estado para impedir tragedias similares y para construir mejores futuros para esos menores.

Gracias y nos leemos mañana.
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