
¿Alguna vez sentiste que no podías caer más bajo?
Todos, en algún momento de la vida hemos experimentado, escuchado o sido testigos de un “tuve que tocar fondo para darme cuenta de…” pero ¿qué significa realmente esa frase?
Tocar fondo no es fracasar, más bien es reconocer que algo ya no funciona, que los errores han sobrepasado los límites, que las fuerzas se agotaron y que necesitamos detenernos para recapacitar y transformarnos. No siempre implica una situación extrema como una adicción; a veces se trata de sentirse vacío en medio de los éxitos, de experimentar ansiedad frente a las expectativas familiares, escolares o laborales, o de cargar con una soledad disfrazada de “vida perfecta”.
Sin duda el tocar fondo no es igual para un adulto que para un adolescente, por lo cual vale la pena contextualizarlo desde una dimensión generacional:
Para un adolescente, el fondo puede sentirse en la presión por pertenecer, en el bullying silencioso o en la comparación constante.
Para un joven universitario, puede estar en la duda sobre su vocación, en no sentirse suficiente o en la angustia por un futuro incierto.
Para un adulto de 25 a 35 años, puede traducirse en una adicción, crisis de pareja, un trabajo que no llena o la sensación de haberse perdido a sí mismo.
Para los padres y adultos que los rodean, puede reflejarse en su papel familiar, desde no saber cómo acercarse a sus integrantes o incluso la pérdida del hogar.
En cualquiera de los casos es importante escuchar la voz interior, como primer síntoma que proviene de la conciencia y en segundo lugar escuchar a aquellas personas de nuestro círculo íntimo que nos quieren y se preocupan, como indicio externo y que a veces es el que más “hace ruido”.
Tocar fondo puede ser el inicio de algo nuevo. De ahí pueden nacer la mejor decisión: pedir ayuda. Luego brindará la valentía para cambiar de rumbo o la fuerza para sanar heridas que estaban escondidas. Tocar fondo duele y da miedo porque obliga a enfrentarnos a nuestro lado más oscuro que difícilmente queremos aceptar. Pero también puede dar claridad sobre lo que realmente importa y repensar lo que queremos renovar y recuperar a partir de ese enfrentamiento de la realidad.
Por ello, la importancia del acompañamiento para salir del fondo, ofreciendo escucha sin interrupciones, estar presente sin exigir explicaciones o dar