
Teresa Juárez González
A veces, el acto más valiente no es luchar… sino dejar ir. Soltar no es perder, es abrir espacio. Es el comienzo de algo nuevo.
Hay momentos en la vida en los que ya no se trata de insistir, persistir o resistir, sino de soltar. Y no como un acto de renuncia, fracaso o abandono, más bien como un acto profundo de valentía, amor propio y honestidad. Soltar implica dejar de cargar y liberarse de un peso emocional que no permite avanzar por lo cual, aunque suena como una pérdida, la realidad es que se gana. Se gana espacio para que algo nuevo pueda llegar, se ganan fuerzas para afrontar nuevos retos que seguramente traerán emociones positivas, pero, sobre todo, se gana aprendizaje para decir “ya no” cuando nos enfrentamos a situaciones que nos afectan.
Pero, ¿qué significa soltar? Según la Psicóloga Clínica Erika Martínez, autora del libro Desarrolla Tu Autoestima Con PNL, “soltar” es un proceso de aceptación radical de la realidad tal cual es, sin expectativas ni esperanza de algo que no es compatible con lo que se quiere.
Por lo cual tiene que ver con aceptar las situaciones que se enfrentaron, las experiencias vividas y “dejarlas ir” sin seguir aferrándose emocionalmente a algo que ya no puede ser. Y aplica para cualquier suceso de la vida: dejar una relación de pareja, un trabajo, una idea, una versión de ti mismo o incluso la pérdida de un ser querido.
Aunque a veces el aferro proviene del miedo a lo que vendrá después, a la culpa por los errores que se pudieron cometer, al apego que se tiene por la persona o la incertidumbre de afrontar el entorno sin aquello que se suelta. La realidad es que, visionando un futuro lleno de paz, tranquilidad, respeto y con descanso emocional, nos ayudará a soltar más rápido aquello que nos desgasta emocionalmente.
Dado que soltar implica una pérdida necesaria, muchas veces se acompaña de otras emociones incómodas como la tristeza, el vacío y el duelo. Sin embargo, es importante recordar que dichas emociones son pasajeras y servirán como un medio para que la mente y el cuerpo tomen sentido y función para reponerse.
A partir de esta reacción natural del cerebro, es más lo que se gana: espacio mental y emocional, libertad, ligereza, crecimiento, reconexión con uno mismo, lugar para nuevas personas, tiempo de calidad para ti y para quienes te quieren, etcétera. Estas ganancias se reflejan en el respeto hacia tu bienestar físico y emocional que poco a poco se transmite y contagia al exterior. Por eso “soltar” es un autorregalo porque con él te das lo que necesitas.
Finalmente, dado que “soltar” es un proceso, implica tiempo y muchas veces acompañamiento. Por ello, contar con una red de apoyo personal y hasta profesional son vitales para lograrlo, aunque la clave principal eres tú y lo que estás dispuesto/a de hacer por ti con paciencia, perseverancia, autocompasión y constancia. Recordando la paradoja de que lo que más anhelamos llega cunado dejamos de forzarlo.
Y si después de llegar a la meta de “soltar” te vuelves a encontrar o enfrentar a lo que hayas dejado ir, no sentirás nada y esa nada será inmensa. Te descubrirás actuando no con indiferencia, sino con libertad. Sin sentir alteración en tu espacio o en tu ánimo sino con la claridad de no volver a abrir la puerta de una historia que se ha cerrado con silencio y distancia.
¿Quieres sentir plenitud y paz? Regálate ese proceso de “soltar”. Mereces escribir una nueva historia sin arrastrar capítulos pasados.
IG: @teregonzz14