Socavón revela crisis sobre desabasto de agua

Erick Becerra

El socavón originado en Santa María Zacatepec, en Juan C. Bonilla, Puebla, puede formar parte de una serie de fallas hidrológicas, que han rebasado a la Comisión Nacional del Agua, propiciadas principalmente por la explotación descontrolada de mantos freáticos.

De hecho, desde 1990 se tienen reportes de que los niveles freáticos han ido bajando, debido de la creciente demanda y del deterioro medioambiental.

Los análisis que realizan investigadores del Instituto Politécnico
Nacional ponen en relieve que el suelo de la zona del socavón está compuesto en la superficie por miles de años de material piroclástico, ceniza, arcilla, arena y erosión volcánica debido a la actividad del volcán Popocatépetl.

Los tres fenómenos que analizan como posible conclusión son la
Disolución, Subsidencia y Colapso que dado el material del suelo y subsuelo.

Lo que analizan es que hayan ocurrido o una fractura o una falla.

En el acuífero de Puebla hay 2 mil pozos y se estima que haya decenas o cientos de pozos clandestinos cuya explotación no es supervisada por la Comisión Nacional del Agua, por lo que está en duda la calidad del agua, y sobre todo no hay control del volumen de extracción ni su reposición.

Actualmente hay 197 pozos profundos en la ciudad de Puebla reconocidos por la Conagua. Según el Diario Oficial de la Federación (DOF), en el acuífero Valle de Puebla existen mil 206 captaciones de agua subterránea. Del total de las captaciones censadas, 95 se encuentran inactivos y mil 111 activos; 737 son pozos profundos, 463 son norias, existen 2 manantiales y 4 aprovechamientos más de otros tipos.

Desde la publicación de 2016 del Diario Oficial de la Federación se
advertía de un fuerte “Riesgo de Sobreexplotación” del agua.

“En el acuífero Valle de Puebla, clave 2104, la extracción total es de 327.7 millones de metros cúbicos anuales y la descarga natural comprometida es de 61.2 millones de metros cúbicos anuales; mientras que la recarga que recibe el acuífero, está cuantificada en 360.7 millones de metros cúbicos anuales.

Actualmente, aun con la existencia de los instrumentos jurídicos
referidos en el Octavo Considerando del presente el acuífero Valle de Puebla ya presenta  un abatimiento del nivel del agua subterránea, por lo que existe el riesgo de que el incremento de la demanda de agua subterránea agrave los efectos perjudiciales causados por la sobreexplotación, tales como la profundización de los niveles de extracción, la inutilización de pozos, el incremento de los costos de bombeo, la disminución e incluso desaparición de los manantiales y del caudal base, así como el deterioro de la calidad del agua subterránea, por lo que es necesario prevenir la sobreexplotación, proteger al acuífero de un desequilibrio hídrico y deterioro ambiental que pudiera llegar a afectar las actividades socioeconómicas que dependen del agua subterránea en esta región”.

En las conclusiones del estudio se advertía que “En el acuífero Valle de Puebla, clave 2104, existe disponibilidad media anual de agua subterránea para otorgar concesiones o asignaciones; sin embargo, el acuífero debe estar sujeto a una extracción, explotación, uso y aprovechamiento controlados para lograr la sustentabilidad ambiental y prevenir la sobreexplotación del acuífero”.

El documento añade que “el acuífero Valle de Puebla, clave 2104, se encuentra sujeto a las disposiciones de los instrumentos jurídicos referidos en el Octavo Considerando del presente. Sin embargo, persiste el riesgo de que la demanda supere la capacidad de renovación del acuífero, con el consecuente abatimiento del nivel de saturación, disminución o desaparición de los manantiales y del caudal base, el incremento de los costos de bombeo y el deterioro de la calidad del agua subterránea, en detrimento del ambiente y de los usuarios de la misma”.

Ante esa realidad, se emitió un “Acuerdo General de suspensión de libre alumbramiento, que estará vigente hasta en tanto se expida el instrumento jurídico que la Comisión Nacional del Agua, por conducto de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, proponga al titular del Ejecutivo Federal; mismo que permitirá realizar la administración y uso sustentable de las aguas nacionales del subsuelo en el acuífero Valle de Puebla, clave 2104”.

“De los resultados expuestos, en el acuífero Valle de Puebla, clave
2104, se presentan las causales de utilidad e interés público,
referidas en los artículos 7 y 7 BIS de la Ley de Aguas Nacionales,
relativas a la protección, mejoramiento, conservación del recurso
hídrico y restauración de acuíferos; a la atención prioritaria de la
problemática hídrica; al control de la extracción, explotación,
aprovechamiento o uso de las aguas del subsuelo, al restablecimiento del equilibrio hidrológico de las aguas nacionales del subsuelo, así como la sustentabilidad ambiental y la prevención de la sobreexplotación del acuífero; causales que justifican el establecimiento de un ordenamiento legal para el control de la extracción, explotación, aprovechamiento y uso de las aguas del subsuelo, que abarque la totalidad de la extensión territorial del acuífero, para alcanzar la gestión integrada de los recursos hídricos”.

Esto es: debideron hacerse correcciones en la atención al acuífero que no ocurrieron, lo cual pone en alto riesgo a la zona, no sólo de la creación de socavones sino de la escasez del agua.

Lo que hay en el subsuelo

“El acuífero Valle de Puebla, se encuentra emplazado en materiales volcánicos, tales como tobas semiconsolidadas alternadas con derrames andesíticos fracturados, piroclastos no consolidados y material aluvial; todos estos materiales de permeabilidad variable, permiten la formación de un acuífero libre con nivel de saturación profundo y un espesor saturado de más de 600 metros, donde materiales volcánicos del Terciario, materiales del Grupo Balsas o calizas y lutitas del Cretácico Superior funcionan como basamento hidrogeológico impermeable
del acuífero.

El acuífero se recarga a partir de la infiltración del agua de lluvia,
tanto sobre los materiales ubicados en las sierras volcánicas que
bordean al valle por el poniente (Sierra Nevada) y noreste (Volcán La Malinche), como en el valle mismo. La recarga del acuífero también procede de los retornos de riego en las zonas agrícolas y de las fugas de agua en los sistemas de conducción y distribución de agua potable.

El flujo del agua subterránea en el acuífero, adopta una dirección
preferencial que va de las zonas de recarga hacia la parte central del valle, para posteriormente tomar un rumbo en sentido sur y paralelo al Río Atoyac, presentando 3 zonas con alta explotación que han generado áreas de abatimientos, como en la parte sur de la localidad de Cholula, al sur de la localidad de San Bernardino y al suroeste del centro de la Ciudad de Puebla”.

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