Sobre el día internacional de las personas de edad (avanzada)y mi calvario con el INAPAM

Luz del Carmen Montes Pacheco

El 1 de octubre leí en Envejecer con dignidad en las Américas y el Caribe, artículo de El país, que en esa fecha se celebra el día Internacional de las personas de edad (avanzada) y que México es uno de los 11 países que ha adoptado la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores de la OEA (Organización de Estados Americanos).

Busqué más información sobre el tema y encontré, en la página de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que la celebración de este año se centró en el tema “Cumplir las promesas de la Declaración Universal de Derechos Humanos para las personas mayores: entre todas las generaciones”; en uno de los objetivos se hace el compromiso de pedir “a los gobiernos y a las entidades de la ONU que revisen sus prácticas actuales con el fin de integrar mejor en su trabajo un enfoque de los derechos humanos a lo largo de la vida de las personas”.


Después de leer un poco más sobre ello, no pude dejar de pensar en el calvario que ha sido para mí tramitar la credencial del INAPAM, pues desde hace poco más de un mes, que cumplí 60 años, he intentado cuatro veces en tres módulos y no lo he logrado.

Supuestamente hay que ir al módulo de tu municipio, porque desde hace año y medio se debe hacer de esa manera, pero en la página oficial del INAPAM, del gobierno de México solo dice que vayas al módulo más cercano y la herramienta para ubicar ese lugar estaba sin funcionar hasta el día de hoy que volví a intentar; tampoco dice que debes llevar la CURP de un familiar responsable y tu CURP y acta de nacimiento actualizadas, pero así los piden. Si uno lleva los documentos publicados en la página, tienes que dar más vuelas de lo planeado para poder cumplir.


En fin, mi módulo más cercano, según Google maps, es el de San Andrés Cholula, primer lugar en el que fracasé después de esperar poco más de una hora porque tampoco hay un aviso visible en donde diga que solo es para habitantes de ese municipio. Ahí me dijeron que mi módulo está a un lado del Deportivo Tlachtli, porque vivo en San Pedro Cholula, pero las dos veces que he ido ahí, la vigilante me ha dicho que la señorita se acababa de ir, un día poco antes de la 1 pm y otro a las 11 am; la segunda vez que fui, la persona que comparte oficina con la persona responsable del INAPAM, me había dicho que esa persona no había llegado a trabajar, que a veces las mandan a capacitación o a hacer gestión en otros lugares.


Por hacer caso de un conocido fui también al Centro Integral de Servicios (Cis) de Angelópolis, en donde hay varias oficinas de gobierno, error mío porque no hay módulo del INAPAM. Pero ojo, desde la oficial del estacionamiento que me preguntó por el trámite que iba a hacer, hasta otros oficiales y personas que dan acceso a varias áreas, me mandaron a las oficinas del Instituto Nacional de Migración (al que le dicen INAM, aunque no sean sus siglas), en donde amablemente me informaron que ahí no era el INAPAM pero que podía ir a la oficina en el centro de Puebla; lugar en que me confirmaron que debía ir al módulo de mi municipio (esto fue entre la primera y la segunda vez que fui a San Pedro).


Los acuerdos citados antes enfatizan en promover la reflexión para evitar la discriminación por edad, el derecho a la no violencia, y en general, al derecho a envejecer con dignidad. En México el apoyo económico de Bienestar y la identificación como adulto mayor del INAPAM son avances, pero no en todas las oficinas de gobierno responsables de estos trámites se reflejan dichos principios. En las páginas informativas suena muy bien, en la realidad nos topamos con personas que, con sus actitudes reflejan apatía en su trato desde que empiezan a solicitar los papeles.


Cierto es que algunas personas me han comentado que su experiencia ha sido buena, pero en otros casos la atención deja mucho que desear. En San Andrés me tocó esperar con una persona en silla de ruedas y otra que usaba muletas, ambas iban a recoger su credencial porque cuando iniciaron el trámite no tenían “los cartoncitos” para hacerles la credencial. Yo no tengo problemas de movilidad, no tengo que usar transporte público y en mi trabajo me dan permiso para hacer trámites personales, pero pienso que muchas personas, la mayoría en este país, no están en esta situación.
Se prevé que el número de personas de 65 años y más en todo el mundo se duplique con creces en 2050, que las personas en edad de trabajar (de 55 a 64 años) aumentarán de 723 millones en 2021 a 1075 millones en 2050, y a 1218 millones en 2100 y que las mujeres tienden a vivir más que los hombres, entonces las mujeres serán mayoría (véase https://www.un.org/es/observances/older-persons-day).

Este escenario nos pone en una situación muy complicada dada la base de atención que actualmente tenemos, no digamos servicios de salud, apoyo a personas con alguna discapacidad o que viven solas. Necesitamos un cambio de miradas, cumplir 60 no nos hace “viejos” y los diversos organismos gubernamentales y no gubernamentales pueden mirarnos como socios intelectuales y sociales para envejecer no solo con dignidad, sino también con plenitud.