
Abel Pérez Rojas
Hace unos días, previo a su estancia en Dubái, Salvador Calva Morales presentó el libro número cuarenta y seis de la colección que lleva su nombre, titulado Sapiosexualidad, texto en el cual tuve el honor de fungir como editor.
Por lo poco difundido del tema y por la claridad, sencillez y precisión con que está escrito, esta publicación de Calva Morales tiene todo para convertirse en un texto de referencia en el posicionamiento de este concepto en el ámbito hispanohablante.
Dada la novedad del abordaje y la relevancia que implica que un escritor con la experiencia y formación de Salvador Calva se ocupe de estos asuntos, comparto, con la venia del autor, uno de los dos prólogos de la obra.
Se trata del análisis de la destacada escritora mexiquense María Dolores Pliego Domínguez, cuya colaboración reproduzco a continuación.
En la redacción de un texto, la palabra es el principal instrumento para crear el efecto de sentido. Sin embargo, esta puede valorarse no solo con criterios puramente lingüísticos, sino también de acuerdo con determinados factores externos y contextuales, como su uso en ciertos grupos sociales o profesionales, el impacto emocional que genera en las personas o su adecuación al entorno y su influencia en la cultura.
El lector que asume como fundamento básico la producción discursiva de una obra en términos intelectualoides, solo la reduce a un conjunto de principios comprobables. En cambio, cuando concibe el texto como una serie de postulados filosóficos en los que autor y lector entran en un diálogo interminable, contribuye a que el texto se humanice, alejándose del simple escrito científico.
Mayor realce tiene esta valoración si se detiene en una obra específica de un autor. Por ello, es indispensable entender que dicho análisis obedece más a principios formales y a una codificación del discurso, lo que permite que una publicación adquiera un carácter singular.
Tal es el caso del libro Sapiosexualidad del Dr. Salvador Calva Morales, que no se aleja del rigor científico propio de su formación como médico veterinario, sino que lo complementa con una percepción que está viva.
En la escritura de este autor, la palabra “sapiosexual” está presente como un signo lingüístico de poder, al concebir el quehacer científico-literario como un juego en el cual el vocablo trasciende la función referencial hasta convertirse en catalizador de su propia filosofía de vida:
“¿Cuáles crees tú, querido lector, que sean los pasatiempos de los sapiosexuales y los genios? Los sapiosexuales valoran las relaciones humanas y buscan conexiones reales, basadas no solo en la admiración intelectual, sino también en un entendimiento emocional y, a veces, espiritual”.
De este modo, no se trata únicamente de la invención de una palabra, sino de la reafirmación de un concepto que pretende trascender a través del tiempo, dejando una huella imborrable en la sociedad:
“En los últimos años, este concepto [sapiosexualidad, el subrayado es mío] ha ganado fuerza, aunque aún persiste un debate sobre si debe considerarse
una orientación sexual o simplemente una preferencia”.
Sin duda alguna, estas declaraciones son sostenidas y justificadas por Calva Morales a lo largo del texto, mediante argumentos válidos que se fundamentan en las conductas que los individuos presentan al relacionarse
dentro de un grupo social determinado.
En el discurso del autor, comúnmente expresado en términos de “manejo de la palabra”, se aprecia un dominio del conocimiento que abarca desde el origen etimológico del término hasta su definición, función y aceptación en contextos lingüísticos específicos, así como su convencionalidad y arbitrariedad en determinados grupos sociales o profesionales:
“La palabra sapiosexual proviene de los términos latinos sapien (sabio) y sexualis (sexual) (…) La sapiosexualidad se refiere a la atracción que sienten algunas personas por la inteligencia de los demás, poniendo en segundo plano otras características, tanto físicas como de carácter o religión”.
Asimismo, en este libro, a través de diez preceptos o mandamientos sapiosexuales, se destacan componentes extralingüísticos que permiten a quienes comparten dichas características identificarse en los gestos, el tono de voz, la suavidad de la piel, el aroma de las personas, los lugares, las acciones, las historias de los personajes y el alto sentido humanitario. Es necesario enfatizar que no se trata solo de crear un nuevo signo lingüístico con un significante sonoro, sino de innovar con una palabra cargada de poder gramatical y peso académico.
Finalmente, es importante señalar que el contexto de Sapiosexualidad está marcado por un entorno sociocultural en el que distintos grupos, con características particulares, esperan ser reconocidos a través de la palabra como discurso de liberación. Por ello, este libro puede convertirse en un parteaguas para una nueva forma de ver y vivir la vida.
Estoy seguro de que quienes tengan la oportunidad de leer Sapiosexualidad encontrarán en este libro la explicación de muchos comportamientos que con frecuencia se nos presentan de manera descontextualizada.
Abel Pérez Rojas (abelpr5@hotmail.com) escritor y educador permanente.
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