Resignación

Abel Pérez Rojas

I
La intermitencia en la iluminación no se debe a la falta de suministro eléctrico, es a causa del filamento del amarillento foco que está próximo a expirar.
El vaivén en los lúmenes remarcan las imperfecciones de la pared que alguna vez fue blanca.

Tres respiraciones profundas como paliativo para tratar de poner cierta calma en la ansiedad que ha estado latente, y que nada tienen que ver con la agonía de la luminaria ni con la corrugada superficie del fondo.
Sin poder más, deja el teclado a un lado, la taza de café a medio tomar y el correo electrónico sin contestar.
Abre la puerta de la oficina como si con ella cedieran el resto de canceles.

II
Dejas todo, / sales corriendo a buscarla, / pero topas con la puerta, / luego la circulación lenta / ¡el maldito tráfico otra vez! / La ansiedad encuentra cauce / desfoga en suspiros, / articula disparates. / Más calmado, / respiras hondo: / no la hallaste. / Regresas a escribir / –a decirle–, / que no piensas en ella. (Cauce. APR. Julio, 2022)

lIl
El bote de basura es insuficiente para tragarse todos los ensayos de poemas que ha intentado escribirle.

A los costados del moderno cesto de aluminio hojas de papel hechas bola minan el campo aledaño.

–Te fuiste sin decir adiós, sin darme la cara, sin decirme lo que tantas veces callaste…, las palabras interrumpen su marcha abruptamente antes de terminar en los aires contenidas por otro trozo de papel de un intento fallido de poema, de carta o de quién sabe qué.
A estas alturas el género literario de lo que salga es lo de menos, lo que importa es desfogar este fuego que tanto le quema, que, de no salir, probablemente termine causándole estragos en el estómago.

IV
Eres y no eres porque te fuiste, / porque hace algún tiempo / recogiste tu colección de estampas, / tus libros, / tus fotografías, / y abriste la pajarera / para cerrarla desde afuera, / para saltar en paracaídas / con destino indefinido. / Te fuiste buscando ser, / avanzas creyendo que ya eres, / te detienes sólo para respirar / pese a tus tres pulmones / y al ropaje de lince que te protege. / Te fuiste y contigo / una larga lista de porqués, / de muchos “lo siento” / y kilos y más kilos / de intentos poéticos. / Te fuiste y te llevaste / el sol, / el mar, / el canto de los pájaros, / la nieve / y seis de las siete vidas / del gato que tanto te extraña. (Te llevaste… APR. Agosto, 2019)

V
Con una copa de whisky en la zurda / jugaste mi rumbo al azar, / sabías que ganarías / por tu inseparable moneda trucada / y tu suerte de gitana moderna. / Con la serenidad de Jesse James / anticipaste el resultado, / te marchaste, / tus pasos se perdieron para no volver / cuando la tarde se convierte en noche / y casi todos corren para volver a casa; / te fuiste, con tu característico andar sexy, / montada en encaje y charol. / No volteaste ni por descuido, / no atestiguaste mi rostro incrédulo, / no viste mis puños impotentes / ni el silencio que supe atraer / después de largas horas de meditación. / Te fuiste con la copa de whisky en la diestra / y en la otra, tu inseparable colt-moneda / junto con mi perdón, / con mi sueño, / con mi alegría / y lo poco que quedaba de alma en mi corazón. (Moneda-colt. APR. Enero, 2020)

VI

La resignación es la última en llegar, pero cuando arriba trae consigo la paz.

Con la paz menguó la inspiración y su periodo más fructífero de poeta.

Abel Pérez Rojas (abelpr5@hotmail.com) escritor y educador permanente. Dirige: Sabersinfin.com #abelperezrojaspoeta