Tierra de Sal
Por: Mayra Sánchez G.
Para quienes tenemos alguna relación accidental o incidental con las letras poblanas, nos estremeció la partida de PEDRO ANGEL PALOU PÉREZ y, a la manera de su exquisita crónica es menester recordar que, a sus 85 años de vida dejó un enorme legado para las letras poblanas.
Don Pedro como muchos nos referimos a él, cruzó entre crónica y letras por la Puebla que vivimos muchos de nosotros; viajó por nuestra ciudad desde la cátedra universitaria, dentro de institutos educativos; atravesó los pasillos de la casa cultura e hizo ahí su rincón favorito, donde siguió hasta el último de sus proyectos cerca de los libros. Sin duda, forjó a excelentes amantes de las letras.
Desde su juventud fue un apasionado por la historia. Impulsó uno de los géneros más queridos por muchos de nosotros: la CRÓNICA donde, parafraseando a Camus “encontró la manera de lidiar con este mundo sin libertad y se volvió absolutamente libre”. Así, como un extranjero vivió desde Puebla y para Puebla.
Evoco a Camus, pues don Pedro Palou nació en el vecino estado de Veracruz, específicamente en San Ignacio de la Llave, un día once del quinto mes y del año 1932.
Es cierto que don Pedro fue poblano de corazón y de razón y que, entre su quehacer creativo resaltan los trabajos desde el periodismo donde se encuentra su historia inicial que comprende, más de veinte años de publicaciones en un inicio notas periodísticas en “El Sol de Puebla”, columnas, ensayos y notas deportivas en diversos diarios.
Él era Pedro Palou, como lo conocíamos muchos. Amable siempre. Sonriente. De un espíritu en paz. Siempre exquisitamente vestido. En tiempos de lluvia portaba una gabardina. En tiempo de frío un saco de lana o un abrigo que hacía juego con un elegante sombrero. De fuerte e impactante personalidad.
Cruzaba la ciudad y con un particular movimiento de cabeza saluda a quienes le saludaban o “gritaban” por su nombre: ¡Buenos días Don Pedro! Él sonreía discretamente, saludaba y continuaba su camino.
Siempre dio “nota” a los periodistas. Igual impulsó a los jóvenes escritores como también a los historiadores y a los cronistas. Su trabajo fue importante en el rubro de las asociaciones. Trabajó en favor de los seminarios de cultura mexicana y del Consejo para la Crónica y la Historia del Municipio de Puebla y el Consejo de la Crónica del Estado de Puebla entre muchas otras tareas.
Entre los títulos que no puedo olvidar es en el que escribe sobre la vida de Aquiles Serdán y su “penetración en el tejido político-social para persuadir a los seguidores de entregarse a la causa encabezada por Francisco I. Madero. Es la historia de un personaje con tenacidad política y entrega a las causas del país. Nos permite conocer el perfil de los protagonistas de una época crucial en la historia de México” (V. El antirreeleccionismo en la ciudad de Puebla).
Y así como charlaba de su paso por el equipo de futbol poblano, también platicaba de Puebla: historia de su fundación, del Momento luminoso y estelar del 5 de mayo y la intervención -que dicho sea de paso se publicaron nueve ediciones-; o de la Conciencia olímpica; de la Fundación de Puebla y 3 momentos de su historia o de José Luis Rodríguez Alconedo.
Fue historiador, cronista, formó desde las aulas a las futuras plumas poblanas y un gran impulsor de las manifestaciones culturales.
A don Pedro, le quedó siempre claro el quehacer a través de las letras. Propuso la creación de la primera Casa de Cultura como el primer secretario de cultura y en 1974 se inauguró el recinto. En su ardua labor colaboró con el rescate de la Biblioteca Palafoxiana así como del Instituto Cultural Poblano.
Ejerció diversas funciones gubernamentales como jefe de relaciones públicas del ayuntamiento así como regidor entre 1969 y 1972. Fue subsecretario y secretario de Cultura. En el 2004 recibió un Doctorado Honoris Causa por parte de la Universidad Iberoamericana. Entre sus méritos internacionales se encuentra en 1976 el Palmas Académicas y en 1984 el Caballero de las Artes y las Letras otorgados por el gobierno de Francia. También recibió premios por parte de países como Bulgaria y Polonia. El último reconocimiento fue realizado el 24 de junio de 2016 por parte del Instituto Oriente su “alma mater”.
Así fue el pasar de Don Pedro Angel Palou Pérez, quien cerca de las letras buscó establecer ese diálogo que le permitió exponer y defender con pasión cada una de las premisas que con el corazón defendió. ¡Descanse en Paz don Pedro!
REFERENCIAS
2009, Palou Pérez, Pedro Ángel, El antirreeleccionismo en la ciudad de Puebla (1909 – 1911). Instituto Municipal de Arte y Cultura de Puebla.
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