Carlos Gómez / @gomezcarlos79
Eduardo Rivera Pérez necesitaba la ruptura pública propiciada por las declaraciones del gobernador, Miguel Barbosa, en su rueda de prensa.
El presidente municipal de Puebla debe tomar un camino distinto al del gobernador, porque así lo dictan las reglas no escritas de la política.
Lo caballero no quita lo valiente y así jugará el alcalde en estos meses que vienen por delante para poder construir su propio proyecto a la gubernatura.
Para nadie es un secreto que a Miguel Barbosa no le conviene que el PAN gane la gubernatura de Puebla en el 2024, porque será una derrota para él y quedará mal ante los ojos de Andrés Manuel López Obrador.
Pero tampoco le conviene que el candidato de Morena sea el diputado federal, Ignacio Mier, debido a que éste cobrará una revancha personal contra Miguel Barbosa por la guerra sin tregua que tienen.
El gobernador Barbosa sabe que tiene el control político de Morena pero no puede garantizar la candidatura a alguno de sus colaboradores como son Melitón Lozano, Olivia Salomón o Gabriel Biestro.
Tampoco confía en el presidente del Tribunal Superior de Justicia, Héctor Sánchez, a quien ha calificado como morenovallista.
En la lista de aspirantes también está el diputado local, Sergio Salomón Céspedes, como una opción B ante el nulo activismo de sus colaboradores para el 2024.
En esa ruta, el gobernador no tiene un candidato propio y aunque muchos pensaron que Eduardo Rivera sería su plan “B”, eso ya quedó descartado y el principal beneficiado es el propio alcalde, debido a que podrá encabezar abiertamente un proyecto político distinto a Morena.
Así que el alcalde ya se quitó la sombra del gobernador rumbo al 2024.
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