Erick Becerra
A propósito del Día del Niño que se celebra este jueves 30 de abril, el El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) planteó una propuesta para “el gobierno federal pueda atender rápida y oportunamente a las familias más pobres y vulnerables en el contexto de la crisis económica fruto del COVID19 por medio de la ampliación de los programas de transferencias monetarias existentes implementadas por las Secretarías de Educación Pública y de Bienestar”.
Más allá de la odiosa expresión clasista de que los niños se aburren en casa y sus padres no saben qué hacer con ellos con tantas semanas de aislamiento, el problema de la vulnerabilidad por condición social es brutal.
El planteamiento de Unicef explica que las familias con niñas, niños y adolescentes sufrirán mucho estas semanas debido a la falta de ingresos familiares.
Aún no veo una respuesta contundente del gobierno federal, pero la organización propone al gobierno de Andrés Manuel López Obrador una ampliación temporal de programas de bienestar y protección social para grupos vulnerables en respuesta al COVID19.
Ubica a las familias de la economía informal como prioritario.
“Los apoyos de los programas de Bienestar son importantes y necesarios, sin embargo, no son suficientes para apoyar a las familias más vulnerables en momentos de crisis por la reducción de su ingreso familiar”, sostiene. Y agrega: “Es importante otorgar montos adicionales y no sólo adelantarles recursos”.
Añade que “Los programas de Bienestar existentes, tales como la Pensión del Adulto Mayor y para Personas con Discapacidad, así como las Becas de Estudiantes Benito Juárez (para Básica y Media Superior) y la de Niñas y Niños, Hijos de Madres Trabajadoras, que en su total benefician a más de 16 millones de familias, pueden servir de base para otorgar beneficios temporales adicionales de manera efectiva durante la etapa de mayor afectación por la crisis económica por el COVID19”.
Aquí, varios escenarios para definir adecuadamente los apoyos adicionales y la temporalidad de los mismos. El costo de los escenarios implicaría recursos adicionales de entre 13 mil y 76 mil millones de pesos a los ya presupuestados para 2020.
Y advierte que no hacerlo “podrá tener un alto costo para la economía si los grupos más vulnerables no pueden ser miembros activos y productivos de la sociedad”.
Revela que un estudio de UNICEF revisó las afectaciones generadas por la recesión de 2008 en los países de la Unión Europea y la OECD, incluido México. Dicho estudio resalta que, con el aumento del desempleo y el endurecimiento de las condiciones de trabajo, los hogares vieron afectados sus ingresos familiares, especialmente aquellos con dos hijos o más, pues presentan un gasto 40% superior al de las familias sin hijos. Si se suman otros factores, por ejemplo, familias monoparentales, la vulnerabilidad puede ser mucho mayor. Las afectaciones más comunes por la falta de ingreso en las familias fueron reducción de la ingesta nutricional diaria y consumo
4 de alimentos nutritivos, además de recortes en actividades educativas . Lo peor que puede venir es la inseguridad alimentaria debido a la falta de ingreso de las familias.
“En México actualmente hay más de 61 millones de personas viviendo en condiciones de pobreza y
21 millones en pobreza extrema.
Le adjunto los escenarios de inversión propuestas por la Unicef, a los que urge una respuesta certera del gobierno federal y le pongo el link por si el gabinete de López Obrador no lo conoce: https://www.unicef.org/mexico/media/3226/file/Nota%20t%C3%A9cnica:%20Ampliaci%C3%B3n%20de%20Programas%20de%20Bienestar%20y%20Protecci%C3%B3n%20Social.pdf
Gracias y nos leemos el lunes, pues el viernes no habrá edición impresa de El Heraldo, debido al día de asueto.
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