Carlos Gómez / @gomezcarlos79
La relación entre el presidente municipal de Puebla y el gobernador en turno jamás ha sido fácil.
Y el caso de Eduardo Rivera y Miguel Barbosa no es la excepción.
Sin embargo, por parte del alcalde, Eduardo Rivera, no existe el mínimo interés por rivalizar con el gobernador debido a que no aspira a aniquilar su grupo político y viceversa, como ocurrió con Mario Marín y Melquiades, con el propio Eduardo Rivera y Rafael Moreno Valle.
El gobernador Miguel Barbosa ya lo dijo muy claro, no intervendrá en las elecciones del 2024 y ni un peso será destinado para apoyar a ningún candidato –incluido el de Morena-.
Es decir, Miguel Barbosa romperá con la tradición de que el gobernador en turno quiere imponer al siguiente mandatario.
Por eso las circunstancias entre Lalo Rivera y Miguel Barbosa son distintas: no rivalizan.
Son dos figuras políticas de primer nivel en Puebla, pero sus proyectos no se enfrentan.
Y, sobre todo, Miguel Barbosa no ve al alcalde como un obstáculo, sino como un aliado para gobernar.
Así que la relación entre el alcalde y el gobernador, como todas, pasará por altas y bajas.
Y todo parece indicar que vienen mejores tiempos en esa relación.
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