Carlos Gómez / @gomezcarlos79
Una niña de diez años fue brutalmente asesinada de diez balazos –cinco en la cabeza-, fue violada y una mujer fue encontrada muy cerca ejecutada de un disparo en el rostro.
Esto ocurrió en el ejido de Escape Lagunilla en Chietla y debido a la lejanía de la capital, el caso no tuvo el eco suficiente para detonar un escándalo social mayor por lo terrorífico del hecho.
¿Qué pudo hacer una niña a sus diez años para ser violada, para recibir cinco disparos en la cabeza y cinco más en el cuerpo?
No hay una respuesta creíble y congruente.
No hay ninguna justificación.
Por el momento la niña no ha sido identificada pero debería sacudir de fondo a la sociedad poblana y tendría que ser un llamado fuerte para el Gobierno del Estado porque la violencia ya se apoderó de todo el estado.
El caso es sumamente grave, pero es no el único lamentablemente.
En días recientes cinco personas fueron calcinadas al interior de un automóvil en Cuautlancingo.
Posteriormente, en la capital poblana aparece un hombre desmembrado dentro de una caja de cartón y una bolsa de plástico en la colonia 3 de Mayo en la ciudad de Puebla.
Al siguiente día –el domingo-, vecinos de la colonia La Loma lincharon a un hombre acusado de robar una bicicleta y lo dejaron moribundo al interior de un tambo hasta que perdió la vida.
Ayer una mujer estuvo a punto de perder la vida a manos de su esposo y exige justicia y no la encuentra aún.
Todo esto ocurrió en menos de una semana.
Puebla está inmersa en una espiral de violencia interminable.
Lo peor es que todo indica que la situación va a empeorar.
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