Por José Antonio de la Vega Moreno
Tras iniciar la semana el presidente de Puebla, Eduardo Rivera Pérez, siendo el sexto alcalde mejor evaluado a nivel nacional de acuerdo a la encuesta revelada por C&E Research, su respuesta al mismo tiempo fue contundente, altamente mesurada.
“Aparecer entre los primeros diez debe ser un motivo de aplauso y reconocimiento. No a Eduardo Rivera, sino al equipo y a los poblanos y poblanas”.
Una respuesta política.
Una respuesta inteligente.
Eduardo Rivera Pérez tiene en mente sin duda el 2024, pero sabe que debe cruzar el desgaste usual de una administración, de una presidencia como la de Puebla, capital.
En este momento, si el Partido Acción Nacional voltea a ver cuántos posibles candidatos a la gubernatura tiene apuntados, son varios, Ana Teresa Aranda, Humberto Aguilar Coronado, Genoveva Huerta, la misma líder, Augusta Díaz de Rivera y más.
Sin duda.
Pero el natural, saldrá de la presidencia municipal.
Los panistas lo saben.
Es por ello, que la mesura con que responde a las encuestas que lo depositan entre los primeros diez alcaldes de México, ponen al alcalde en el camino correcto rumbo a un futuro político inmediato prometedor.
Echar campanas al vuelo antes de cumplir medio año al frente del cuarto municipio más importante del país, seis un error.
Rivera Pérez lo dijo: “Esto lo obliga a seguir trabajando todos los días de manera honrada y eficiente para seguir teniendo a Puebla en los mejores lugares”.
Todo mundo deduce que Rivera Pérez, tiene asegurado ser candidato de su partido el PAN a la gubernatura del estado.
La travesía es larga.
El poder desgasta y lo sabe.
Pero sin duda, mantenerse sereno, sin dar vuelo a las campanas, sin escuchar falsos elogios, ayudará a su desempeño como alcalde para que le vaya bien a puebla.
Lo que le ayudará a Eduardo Rivera Pérez, es la mesura de un presidente.
Al tiempo.
