Erick Becerra
La Bandera Monumental de 90 kilogramos que se izó este miércoles en el Mausoleo del General Ignacio Zaragoza es el mayor símbolo de identidad nacional, sin duda, pero para Puebla realmente puede inspirar a algo adicional, algo grande.
No sólo es un atractivo magnífico en la zona de Los Fuertes para que propios y extraños se pasen a tomarse selfies, debe ser icono de unidad, de cohesión.
No pienso que sea una aspiración inocente sino que realmente la necesitamos. Necesitamos unidad.
Porque este jueves se anunciarán nuevas medidas para reducir los contagios de COVID-19.
Necesitamos unidad porque la delincuencia persiste y debemos todos sumarnos a un frente que reduzca los riesgos de ser víctima de los criminales.
Requerimos unidad porque el “humor social” está de la patada. Hay violencia en las calles; la gente se pelea porque alguien se tardó en bajar a una persona del coche o esperó de más para iniciar la marcha tras prender el verde del semáforo.
Urge que la bandera, la educación, la cultura, el esparcimiento, la disciplina, las leyes, la voluntad política, todo, sume para reducir los índices de estrés social que ponen a Puebla en una situación de violencia desbordada como vemos en los linchamientos.
Al inaugurar la Bandera, el gobernador Miguel Barbosa consideró que “inspira a las y los poblanos a ser mejores” y a reconocer el reclamo de la sociedad para acabar con las desigualdades.
Habló de preservar la historia y los valores nacionales que son fundamentales para la identidad del país, y aprovechó para llamar a los poblanos a sentirse orgullosos de ser parte de Puebla.
En el acto, celebrado en el Mausoleo del General Ignacio Zaragoza, destacó la presencia de la presidenta del SEDIF, Rosario Orozco Caballero; el presidente del congreso, Sergio Salomón Céspedes Peregrina; del comandante de la XXV Zona Militar, general José Martín Luna de la Luz; de la rectora de la BUAP, Lilia Cedillo Ramírez; el alcalde de Puebla, Eduardo Rivera Pérez, y de parte del gabinete estatal.
