Discriminación LGBT+: los datos que no se quieren ver

Por Gerardo Galicia Vélez

Hablar de discriminación en México es incómodo. Más aún cuando los datos dejan de ser abstractos y se vuelven un espejo nítido de nuestras actitudes cotidianas. En INDAGA, en colaboración con un colectivo ciudadano y académicos en sociología y antropología, decidimos preguntar lo que muchas veces se evita: ¿cómo se percibe y experimenta la discriminación hacia la comunidad LGBT+ en nuestro entorno más cercano?Los resultados son, por decir lo menos, alarmantes.

El 41.1% de las personas encuestadas dijo haber presenciado actos de discriminación hacia personas LGBT+ en su entorno (familia, trabajo, escuela, espacio público). Aún más preocupante, 22.5% prefirió no contestar, lo que podría reflejar miedo, desinformación o una peligrosa normalización del problema. Solo 19.8% asegura no haberlo presenciado jamás.

Esta cifra deja claro que la discriminación no es excepcional, sino estructural.Cuando preguntamos si las personas LGBT+ reciben el mismo trato y oportunidades que las personas heterosexuales, 42.7% dijo abiertamente que no.

Este dato revela que la percepción de desigualdad está plenamente instalada en la conciencia social. Apenas 8.5% cree que existe verdadera igualdad.

Este es un dato demoledor para cualquier discurso oficial que pretenda pintar a México como una sociedad inclusiva y progresista.También indagamos en el espacio laboral: ¿qué tan cómodo se sentiría usted si su jefe o compañero(a) de trabajo fuera abiertamente LGBT+? Aunque un 29.6% respondió que le “da igual”, el 32.5% se ubicó en grados de incomodidad, de los cuales 18.6% se sentiría nada cómodo.

Este dato retrata lo difícil que aún es para muchas personas LGBT+ vivir su identidad con libertad incluso en espacios que se presumen profesionales o neutrales.Finalmente, preguntamos de forma directa: ¿cree que en México las personas LGBT+ pueden vivir con libertad y sin miedo a ser discriminadas o agredidas? Solo 15.7% dijo que sí.

La mayoría restante se debate entre la duda, la inseguridad o la negación: 27.5% cree que hay mucha discriminación y un preocupante 31% no sabe qué responder.

Este silencio habla tan fuerte como los que gritan odio.Estos datos son más que porcentajes. Son el retrato de una sociedad que todavía no se atreve a mirarse con honestidad. Que aún calla frente a la violencia simbólica y directa. Que prefiere “no estar seguro” antes que actuar. Desde INDAGA seguiremos preguntando, documentando y visibilizando.

Porque solo lo que se nombra puede cambiarse.La normalización del silencio y la incomodidad ante la diversidad sexual no puede seguir siendo la regla. No basta con “tolerar” a las personas LGBT+, es necesario garantizarles derechos, espacios seguros y dignidad plena.

La discriminación no es una opinión: es una forma de violencia que daña, margina y, en muchos casos, mata. México no puede hablar de justicia mientras la igualdad sea selectiva. Es hora de pasar del discurso a la acción, porque la dignidad no se negocia, se garantiza