Carlos Gómez / @gomezcarlos79
Claudia Rivera arranca este día formalmente su tercer año de gobierno con la bandera de la honestidad como su estandarte político y deberá resistir una brutal campaña del PAN, PRI y Morena sobre los grandes problemas de la capital: inseguridad, ambulantes y baches.
Sin duda alguna, Claudia Rivera tiene un estilo distinto de gobernar, de hacer política y de ejercer los recursos.
Sin embargo, queda pendiente mejorar la percepción de su gobierno, de sus obras, de los programas emprendidos en apoyo a grupos vulnerables, de las acciones emprendidas en materia de seguridad y obras en el Centro Histórico de Puebla.
La mujer que pasó del activismo a la política y al gobierno, deberá mostrar mayor madurez para escuchar las críticas a su gobierno, a la falta de obras de alto impacto social y mejorar la seguridad.
No cabe duda que Claudia Rivera enfrenta una compleja relación con el gobernador, Miguel Barbosa, pero no es nuevo para los alcaldes de la capital.
Así estuvo Mario Marín con Melquiades Morales, Enrique Doger con Mario Marín y Eduardo Rivera con Rafael Moreno Valle.
Ellos también enfrentaron al gobernador en turno y eso fue impedimento para potenciar sus obras y programas para tener una percepción positiva de su trabajo.
Eso le falta a Claudia Rivera.
Dar golpes mediáticos de mayor alcance para cambiar la percepción que tiene la ciudadanía de lo que hasta el momento ha realizado.
Las redes sociales se han convertido en una herramienta fundamental para la transmisión de mensajes positivos y ahí debe trabajar el equipo de Claudia Rivera.
No será suficiente con la bandera de la honestidad para mejorar la percepción del actual gobierno.
Estos meses que vienen son fundamentales para tener un giro positivo para la imagen de la alcaldesa.
Nadie duda que sea honesta, pero en la política no es suficiente con eso.
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