Esperanza educativa con ciudadanía participativa

Mtra. Melissa I. Mendoza Bernabe / Académica de la Ibero Puebla

El debate sobre los contenidos de los libros de texto que se distribuirán para el próximo ciclo escolar, si bien ha mostrado diferentes posturas tanto en pro como en contra, abrió la posibilidad de un encuentro crítico de gran importancia entre la sociedad y la educación. La polémica sobre la inserción de estos nuevos materiales hizo posible que diferentes opiniones tanto del área de la educación como de otros sectores coincidieran en realizar de manera oportuna una reflexión y consciencia sobre el uso de los mismos. Esta manera de crear discursos asíncronos entre padres y madres de familia, profesores, investigadores educativos y en general de la sociedad sobre el qué y cómo formar a los niños y jóvenes de México, es por demás un impulso esperanzador y de gran motivación para consolidar la colaboración que la educación actual necesita.

Este panorama, que desde mi punto de vista considero inspirador, me lleva al recuerdo del sentido y origen de la escuela como un espacio para compartir conocimientos que promuevan el desarrollo de la persona. Este sentido fundante de la educación radica en un carisma humano de dar y recibir que busca la mejor versión de los demás. De esta manera, las generaciones otorgan aquellos saberes, habilidades y herramientas que se consideran buenas y útiles a su comunidad con la intención de que les permitan empezar desde otra mirada su propio descubrimiento y crecimiento.

Utilizo el adjetivo de bueno, ya que la esencia de dar a los demás lo que fue productivo o fructífero para ti es algo que tiene el objetivo de impulsar las capacidades humanas en los otros. Desde esta visión, crear estos puentes de comunicación entre la sociedad y la educación es fortalecer los pilares que dan sentido y rumbo a lo que en un principio se comprendió como el objetivo de la educación.

Las actualizaciones de los libros utilizados por la educación pública han sido discutidas desde hace ya varias décadas, en los cuales se pueden identificar ciertos gremios sociales constantes en la puntualización de estos materiales que coinciden con intereses políticos. No obstante, los comentarios y pláticas recientes sobre la renovación de los textos a utilizar son un campo rico de diversidad de opiniones donde una gran cantidad de voces quieren ser escuchadas con el deseo de tomar acción. Esta fuerza que ha provocado la polémica del tema ha posibilitado que actores que se consideraban fuera de la toma de decisiones de la educación ahora se sientan responsablemente activos para involucrarse en la selección de temas, ambientes y estrategias.

El día lunes 21 de agosto, el Consejo Mexicano de Investigación Educativa (2023) preparó una mesa de diálogo en torno a los libros de educación en la que participaron investigadores y docentes. El tema central fue el sentido y uso de los libros de texto en México desde su origen hasta la actualidad. En esta reunión virtual abierta al público lo que más se destaca fueron las preguntas y comentarios de la audiencia donde padres, madres, tutores, profesores e incluso estudiantes de niveles educativos superiores expresaron su interés y deseo para ser partícipes en la mejora de los documentos y sobre todo involucrarse en la educación de manera activa y propositiva.

La responsabilidad de la educación requiere de colaboración, trabajo en equipo y reflexión continua sobre los temas, formas y oportunidades de aprendizaje necesarias para atender la realidad y el contexto que se vive. Una sociedad que se involucre en el cómo, qué y para qué de la educación, demostrará un cuidado completo de la persona, de su relevancia para el funcionamiento y atención al futuro de la humanidad.

El autor es académico de la Universidad Iberoamericana Puebla.

Referencia

COMIE, @comiemex, 21 agosto 2023, CONVERSATORIO VIRTUAL: Libros de texto gratuitos: debates necesarios desde la Investigación Educativa. https://www.youtube.com/live/jUMURrZJx7o?feature=share