
Sin temor a equivocarnos, la insólita elección judicial de jueces, ministros y magistrados de este domingo, se caracterizó por una importante omisión de la ciudadanía.
Vacías la mayoría de las casillas. Una participación pobre en otras y quizá movilidad interesante en otras, pero sin pinio en la implicación en la votación.
A partir de este día, la elección cae en un in paz, que preocupa.
Los resultados de la misma, sin que se sepa quien hará el escrutinio de los sufragios, se podrían dar a conocer , si bien nos va hasta la próxima semana.
Esperaremos.
Lo que trajo la elección judicial, la fue la presencia, la aparición del ex presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, tras medio año de no estar en medios de comunicación.
La otra cosa que acarreó, fue el mapachismo, sin mapachear.
Es decir, no importaba si ibas con acordeón o no a la urna, para poder votar por tus jueces, magistrados o ministros.
Con eso queda instituido el mapacheo, permitido, vamos un mapacheo, sin ser castigado, sancionado y peor aún, permitido por la autoridad.
A dónde vamos a parar.
Además, del amplio abstencionismo que se presentó en este llamada histórica elección judicial.
La muerte corre en los mercados
La ejecución de un narcomenudista y el daño colateral, la muerte de un tianguista, el jueves pasado en el tianguis, Los Lavadores, es la distinción de lo que ha sucedido en los mercados de la capital poblana.
Recordemos lo que sucedió a una pareja en el mercado de La Cuchilla, dónde dos personas, hombre y mujer, fueron asesinados y enterrados en el mismo lugar.
Entraron, pero jamás los vieron salir del mercado.
Otro de los casos fue la fosa común encontrada en el mercado Morelos. Cuerpos que se encontraron apilados en un escenario macabro en esa central de abasto.
La inseguridad crece en Puebla, aunque no es privativo de la capital poblana y mucho menos de la entidad.
El país está ensangrentado desde Yucatán hasta Baja California Sur.
La herencia maldita de la fallida estrategia, abrazos no balazos.
Lamentable.