El PRI se devalúa como aliado del PAN rumbo al 2024

Carlos Gómez / @gomezcarlos79
Después de la derrota electoral del PRI el pasado 5 de junio en Oaxaca e Hidalgo, más el escándalo de la detención del ex candidato a gobernador de Puebla, Javier López Zavala, el tricolor luce francamente devaluado rumbo al 2024.
A nivel nacional, en el año 2015 el PRI gobernaba en 19 estados y con la derrota del pasado domingo sólo le quedan dos estados: Coahuila y el Estado de México y el siguiente año se renovarán esas gubernaturas.
Es decir, es posible que en el 2023 el PRI se quede sin ningún estado gobernado en todo el país, lo que lo deja muy débil para competir por cuenta propia o en alianza con el PAN en las elecciones del 2024.
En el caso de Puebla, la situación política es peor para el PRI.
Su fuerza política está disminuida desde el 2010 que perdieron la gubernatura con Javier López Zavala y así han pasado como candidatos Enrique Doger, Blanca Alcalá y Alberto Jiménez Merino y ninguno pudo recuperar Casa Aguayo.
En el caso de la Presidencia Municipal de Puebla la situación es peor, debido a que desde Mario Marín el PRI no tiene el Ayuntamiento de Puebla desde el 2008 cuando gobernó Blanca Alcalá.
A partir del 2011 la ciudad de Puebla ha estado en manos del PAN y de Morena con Claudia Rivera.
Y así como van las cosas, el PRI tiene una misión imposible para ganar otra vez la Presidencia Municipal de Puebla o la gubernatura.
La debacle del PRI parece interminable y ahora se ve como un aliado débil para el PAN rumbo al 2024.
Poco o nada puede aportar contra Morena y eso lo sabe Eduardo Rivera quien podrá negociar el poco capital político que tiene el PRI y les dará candidaturas sólo en el interior del estado, algunas regidurías y pocas diputaciones locales.
El PRI cada día vale menos, como aliado político.
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