Jesús Lemus/@chucho_lemus1
La pandemia del COVID-19, es una enfermedad invisible que también desmembra a las familias poblanas, que sin deberla o temerla no saben si ganarán esta batalla que hasta el último corte ha dejado más de 600 personas fallecidas.
Alfredo Leal es un poblano que vio de cerca la muerte a raíz de la pandemia que contrajo trabajando en el Hospital de La Margarita, pues a comparación de otras personas, no tuvo la oportunidad de quedarse en casa para no enfermarse.
Acostado en la cama de su casa, relató que vivió un infierno durante los 10 días que estuvo internado, donde su cuerpo se sintió maltratado por las constantes jeringas que ingresaron en su piel para extraerle sangre que le permitieran conocer como avanzaba su condición de salud mediante los laboratorios respectivos.
Reconoció en el personal médico a unos verdaderos héroes que viven en el anonimato, pues solo los pacientes de COVID-19 conocen su verdadera identidad, de aquellos que también sacrifican su vida personal para tratar de salvar el mayor número de poblanos contagiados.
Sabe que ganó una batalla al Coronavirus, pero no la guerra, ahora está obligado a usar el cubrebocas todo el día y colocarse oxigeno desde su casa, en caso de sentir que le falta la respiración, a pesar de estar oxigenando por arriba de los 90 según el término médico que le explicaron.
Reconoció que esta guerra que libra, no solo es por él, sino también por su mamá de 69 años que está intubada por el COVID-19 por la convivencia que tuvieron ambos, a pesar de que ella sí respetaba las reglas de confinamiento para tratar de no enfermarse.
Dijo que hay algunos poblanos que “son tontos” por no creer en este virus y confió que su testimonio, los concientice para que entiendan que deben acatar las recomendaciones de sanidad y sana distancia, de lo contrario podría costarles muy caro en el sentido de perder la vida o contagiar a sus seres queridos.
