

Carlos Gómez / @gomezcarlos79
Quienes conocen la BUAP en los últimos años saben que una de las grandes virtudes del nuevo secretario General, Damián Hernández, es la negociación.
En los tiempos del rector, Enrique Agüera, todos los asuntos de relevancia pasaban obligatoriamente por la oficina de Damián Hernández.
En aquellos tiempos, hizo mancuerna con su antecesor José Manuel Alonso y juntos operaron toda la gobernabilidad de la BUAP.
Una vez que Enrique Agüera decidió postularse como candidato a la Presidencia Municipal, Damián Hernández operó la llegada de Alfonso Esparza como rector.
Sin embargo, Alfonso Esparza decidió desterrar a Damián Hernández y mandó a Tecamachalco a José Manuel Alonso.
No obstante, en su segundo periodo como rector, Alfonso Esparza, entró en una confrontación directa con el ex gobernador Miguel Barbosa y ante el fracaso de su equipo de trabajo decidió echar mano del experimentado José Manuel Alonso.
Una vez que Alfonso Esparza libró la cárcel, José Manuel Alonso asumió la coordinación de la campaña de Lilia Cedillo y regresó a la BUAP a Damián Hernández.
Con Lilia Cedillo, Damián Hernández estuvo siempre cercano a la rectora y al ex secretario, José Manuel Alonso.
Ante el paro de labores, los resultados de la elección y la necesidad de apostar por el diálogo, Lilia Cedillo apuesta por la habilidad de negociación de Damián Hernández como secretario General y mantiene la mancuerna con José Manuel Alonso en una nueva etapa de la BUAP.
La tarea del nuevo secretario General es diálogo y acuerdos con los grupos internos y con el gobernador, Alejandro Armenta.
Ese es el enorme reto de Damián Hernández.
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