De la moda, lo que te acomoda (Primera parte)

Por Fátima García

Que nuestra cultura y sociedad en general
estén cargadas de elementos narcisistas,
es algo que a nadie le sorprende.
María Elena Larraín

En nuestra sociedad, yo creo todos hemos sido testigos de que las personas, en particular los jóvenes, están constantemente preocupados de sí mismos, de sus logros, placeres egocéntricos, cómo se ven frente al espejo, incluso el nivel de popularidad y amigos “imaginarios” que pueden alcanzar en redes sociales; y cuando digo “imaginarios” es porque en realidad no establecen ningún vínculo afectivo.

Ante esta preocupación ¿no será más bien que pueda existir un temor latente de que puedan dejar de ser amados o aprobados? ¿no será también que transitan por una soledad que pareciera ser devastadora y por lo tanto hay que llenar esos agujeros?

Sin embargo, los niños tampoco han escapado de esta realidad, pues también están en contacto con ciertas figuras provenientes de la pantalla chica. Todos los días, observan modelos de todo tipo, actores, actrices, deportistas, protagonistas de series y telenovelas que llegan a imponer un estilo de cuerpo, belleza y moda, introyectando en su psique que esos estilos deben ser seguidos rigurosamente para ser aceptados por la sociedad.

Ante estos estilos de belleza y el amor excesivo por el cuerpo perfecto, nos ha conllevado como sociedad a tener como objetivo el anhelo de poseer la eterna juventud, alejándonos al mismo tiempo de nuestra propia realidad para vivir en un mundo de ideales imaginarios. No es casualidad que muchos jóvenes pasen largas horas en los gimnasios, sufriendo molestias y aceptando sacrificios alimenticios que han conllevado a ciertas personas sobre todo mujeres a tener graves padecimientos como bulimia y anorexia; cuánta gente invierte tiempo y dinero para producir una cierta imagen, porque la que tienen simplemente no les satisface; cuántos jóvenes utilizan filtros en sus fotos alterando su realidad y creando la expectativa de que deben verse perfectos a toda hora, pero al mismo tiempo temiendo que su imagen real no sea aceptada.

Pareciera que la gran mayoría, tuviese un importante interés en ser admirado, reconocido, y desde luego visto, pero la pregunta es: ¿por quién? ¿acaso por alguna figura parental?