Erick Becerra
Debo decir que la gira del presidente Andrés Manuel López Obrador superó las expectativas que tenía.
Rebasó lo que esperaba por tres razones.
El mensaje en la mañanera para el personal médico fue esperanzador, al decir que se quedarán contratados los 50 mil trabajadores médicos reclutados de manera inicial como temporales.
Más allá de su tradicional discurso contra sus adversarios, o el tema de rifa del avión presidencial, vi un mensaje institucional robusto, bien articulado, al escuchar hablar al secretario de la Defensa Nacional, Luis Crescencio Sandoval, y a la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero; bien, por las condolencias a la familia del juez Uriel Villegas, ultimado por la delincuencia organizada en Colima.
El mensaje claro del gobernador Miguel Barbosa salvó el día: se acabó la impunidad en cuanto al crimen en general y no habrá impunidad en torno a los feminicidios.
Comienzo con el discurso del gobernador.
Los resultados que dio en el informe de seguridad pública a 10 meses de haber asumido el cargo, son favorables.
Más de 60 bandas desarticuladas me parece un buen dato, además de creíble por los anuncios hechos a diario de detenciones de bandas que roban, asaltan, secuestran y comercializan estupefacientes, y ante la casi erradicación de asalto a trenes y huachicol.
Me queda claro que el tema de mayor sensibilidad es el del feminicidio.
Salió bien su mensaje en el sentido de que no hay impunidad y en todo caso, los feminicidas que no están presos están siendo perseguidos y caerán en algún momento.
Difiero cuando dice que ya no hay crímenes violentos, porque justo este martes se conoció el atroz doble feminicidio de una mujer y su hija, calcinadas en Acajete. Quizá pudo decirlo de otra forma o se refiera a ejecuciones del crimen organizado. Pero bueno.
El discurso del gobernador le llegó al presidente cuando dijo que en Puebla se gobierna con base en los valores que enarbola López Obrador. “La lucha liberal contra la delincuencia, la pobreza y la corrupción” llega en buen momento, y revitaliza la relación entre el gobernador y el Ejecutivo federal.
Y luego, el presidente dio un buen mensaje al manejar los tres ejes de esta gira.
A) La seguridad sanitaria fortalecida con la Sedena.
B) El combate a la delincuencia también robustecido por las Fuerzas Armadas, y el reconocimiento al Plan DN-III.
C) La reconstrucción ante la fuerza devastadora del sismo de hace tres años, que incorpora un ingrediente sensible, social, patrimonial y religioso, debido a las múltiples afectaciones de los templos religiosos, me pareció oportuno.
Palomita, entonces, por la gira que le viene bien a Puebla, en un contexto sin duda de mucha ansiedad ante los inciertos momentos que vivimos por el COVID-19.
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