Condena unánime a agresión de Saúl Huerta

Érick Becerra

Nadie, absolutamente nadie, puede obligar a otra persona a sostener relaciones sexuales.
Hacerlo se llama violación.
Y pensar en una agresión sexual deliberada contra un menor es aún más ruin, atroz.
Por ello, en caso de que las investigaciones ministeriales en la CDMX confirmen que el diputado federal con licencia Saúl Huerta intentó abusar de un joven colaborador menor de edad en un hotel de la ciudad de Puebla, debe pagar por ello.
Lo de menos es su candidatura de Morena, lo de menos es la curul que ostenta, lo de menos es el daño al partido del presidente.
Debe caer todo el peso de la ley porque se trata de un delito imperdonable y a todas luces cometido alevosamente.
Al escuchar la versión del joven sobre cómo fue el ataque sexual del aspirante a diputado federal por el distrito 11, uno escucha un acto ruin.
Hay versiones de que existen más acusaciones similares de otras víctimas.
Aún más: el votante castigará seguramente a Morena el 6 de junio por postular a sujetos de ese tipo, y ojalá lo haga con todo aquel Instituto que lleve como candidatos a personajes desequilibrados.
Morena no es responsable de su conducta pero aquí queda claro que la 3 de 3 y el resto de candados están rebasados.
Aún más: ya son tres los aspirantes de Morena relacionados con acusaciones de índole sexual: Félix Salgado Macedonio y David Monreal, a quien todos vimos pellizcar el trasero de una morenista, y que sólo ella desmiente, pese a ser la víctima.
Ignacio Mier, líder de la bancada de Morena en San Lázaro, debe promover el desafuero de Saúl Huerta, y Morena debe quitarle la candidatura.
Todo ello, insisto, además de que se le castigue de manera ejemplar si se confirma el delito.