Carlos Gómez / @gomezcarlos79
Aunque parezca increíble, el gobernador electo de Puebla, Alejandro Armenta, iniciará un Gobierno en diciembre próximo sin oposición política y ninguna voz podrá hacerle frente.
Evidentemente es un escenario peligroso para cualquier democracia, pero las actuales condiciones políticas del país y de nuestro estado así lo han establecido.
El PAN vive ya una verdadera carnicería entre los liderazgos para quedarse con el control del Comité Estatal.
Eduardo Rivera, Oswaldo Jiménez, Edmundo Tlatehui, Rafael Micalco, Genoveva Huerta y otros más buscarán el control del Comité Estatal por los jugosos negocios que ahí se pueden realizar para las elecciones del 2027.
Por otra parte, el PRI está agonizando a nivel nacional y lo mismo ocurre a nivel local.
Néstor Camarillo ya perdió el liderazgo que tenía y ahora su principal preocupación es evitar perder su lugar en el Senado.
Delfina Pozos está concentrada únicamente en ser diputada local y no sabe cómo sacudirse el escándalo de Tania “N” y de Juan de Dios Bravo.
Y el PRD dejará de existir y Carlos Martínez y sus pocos colaboradores deberán buscar otras opciones porque el Partido de la Revolución Democrática será un solo un recuerdo.
¿Quién será la oposición de Alejandro Armenta?
Pues no se ve a nadie.
Sólo Nacho Mier se asoma para jugar ese papel, el de opositor y primo incómodo para el próximo sexenio.
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