Amistades reales en tiempos de conexiones virtuales


¿Cuántos de tus ‘amigos’ en redes realmente saben cómo te sientes hoy? Actualmente vivimos en una realidad donde la tecnología y por ende la conexión se encuentra al alcance de todos, vivimos rodeados de aparatos con aplicaciones que nos permiten hablar en tiempo real con alguien al otro lado del mundo y contamos con redes sociales llenas de cientos o incluso miles de “amigos” y seguidores. Superficialmente parece ser que estamos más conectados que nunca, pero ¿realmente podemos decir que a través de esos “amigos” tenemos amistades profundas?
Lo extraño está en que hay personas que entre más conectados están, más solas se sienten. Un informe realizado por la Fundación Merck en 2019 reveló que el 52% de los usuarios de redes sociales en México afirmaron que la soledad y la depresión aumentaban como consecuencia de su uso intensivo de plataformas digitales. La mayoría de los encuestados mencionaron que, aunque tenían muchas interacciones con sus “amigos”, estas no les ayudaban a sentirse emocionalmente apoyados.
En este sentido, es muy fácil distinguir que, aunque las redes sociales facilitan la conectividad y comunicación, no garantizan la autenticidad de las relaciones interpersonales. La realidad de las redes sociales es muy efímera dado que se comparten fotografías estratégicamente tomadas para llamar la atención y provocar una reacción o comentario positivo, para mostrar solo la “parte bonita” de los usuarios, por lo que rara vez reflejan realmente lo que son, sienten o piensan fuera de esos momentos positivos.
Lo cual contrasta radicalmente con la amistad genuina, real y profunda, que es aquella que se construye a través del tiempo y requiere esfuerzo, vulnerabilidad, autenticidad, pero, sobre todo, contacto personal. Por lo tanto, la amistad real va más allá de un álbum de fotos compartido en un perfil, se trata de una serie de momentos vividos, actividades realizadas, conversaciones cara a cara, empatía, compañía en los mejores momentos y apoyo mutuo en tiempos de dificultad.
Si bien, la tecnología y las redes sociales nos permiten mantenernos cercanos con nuestras amistades que se encuentran lejos o incluso fortalecen nuevos lazos, las plataformas están diseñadas para generar -inconscientemente- sensaciones de validación a través de “likes”, “notificaciones” y “comentarios” que de alguna manera representan una gratificación para quien comparte una historia, foto, publicación o reel.
Por lo tanto, es importante mantenernos conscientes de que esa validación superficial no siempre satisface las necesidades emocionales profundas que una amistad real puede cubrir. No perdamos de vista que la amistad es una relación interpersonal basada en el afecto, la confianza y el apoyo mutuo y justo por su naturaleza nos alienta a compartir inseguridades, hablar de las dificultades, expresar nuestros miedos, pero, sobre todo, a ser vulnerables.
En este sentido, el apoyo incondicional que proviene de nuestros amigos es tan invaluable que un algoritmo no puede medir respecto a la visibilidad, alcance, interacción o reciprocidad en la amistad, pero hay algo qué sí se ha podido medir a través de estudios e investigaciones: pasar tiempo con amigos, en contacto directo, reduce el estrés y mejora nuestra salud mental. Es por eso que cuidar nuestras amistades reales es crucial. No se trata de acumular “amigos” virtuales, sino de cultivar relaciones auténticas que nos ayuden a ser mejores personas, nos brinden seguridad y nos permitan ser quienes realmente somos en cualquier momento y lugar.
Con lo anterior no se pretende rechazar las redes sociales, sino utilizarlas como un puente para cultivar, fortalecer y mantener amistades que genuina y naturalmente ya se dieron a partir de la convivencia, cercanía, gustos compartidos, apoyos brindados y momentos que brindaron felicidad mutua. Tampoco se descarta la posibilidad de que a través de la tecnología se den amistades, que sin duda surgen a partir de coincidir en algún gusto o quehacer personal, solo valdría la pena reflexionar si dicha amistad será tan profunda y real como las que se construyen desde el conocimiento personal.
Al final, lo que verdaderamente importa, es el deseo genuino de conectar y apoyarse mutuamente, sin importar el medio a través del cual lo hagamos, recordando que las amistades reales se sienten, no solo se ven. Hoy más que un mensaje, propicia una videollamada y busca un encuentro con esa amistad que te importa.
Teresa Juárez González
IG: @teregonzz14