Estamos en la recta final de las campañas para renovar diversos cargos públicos y algunos candidatos estarían desesperados por perder las elecciones del primero de julio.
Hablo del caso particular del candidato del PAN, PRD y Movimiento Ciudadano, a edil por Puebla, Eduardo Rivera Pérez.
De entrada, hay que mencionarlo, Eduardo Rivera Pérez tiene capital político que lo vuelve competitivo en la ciudad.
No obstante, el efecto de Morena perjudicaría sus aspiraciones, como seguramente pasará con otros candidatos por diversos cargos de representación popular.
Incluso, los síntomas de desesperación podrían traducirse en algo que ocurrió en las últimas horas.
¿De qué hablo? De la declinación de Ernestina García Chávez, candidata de Nueva Alianza a edil de Puebla, en favor del proyecto político de Rivera Pérez.
Lo anterior me lleva a una siguiente pregunta.
¿Qué puede aportar Nueva Alianza en favor del proyecto del candidato del PAN, PRD y MC?
En lo particular creo que nada.
A menos de dos semanas de las elecciones del 1 de julio, Nueva Alianza demostró que no tiene legitimidad y se convirtió en el traidor de la democracia para estas elecciones.
Solo basta hacer un recuento rápido de los hechos en Nueva Alianza.
Mario Adolfo Ramírez Partida, renunció como candidato a senador de la República.
Semanas después se informó que Alejandro Romero Carreto dejó la nominación de Nueva Alianza para ser gobernador de Puebla.
Luego Ana Luz Carrera dejó su candidatura a diputada local por Tehuacán.
Y finalmente, Ernestina García Chávez renunció a la candidatura para presidenta municipal de Puebla.
Insisto, con estos escenarios, Nueva Alianza se convirtió en el traidor de la democracia.
Insisto, con estos escenarios, Nueva Alianza qué puede aportar al proyecto de Rivera Pérez.
Insisto, con estos escenarios, Rivera Pérez estaría desesperado por perder el primer de julio a raíz del efecto de Morena.
Tiempo al tiempo.
Hasta aquí mi reporte.
Recuerden escribir a chucholemus58@gmail.com
LA FRASE
“Casi todas las personas viven la vida en una silenciosa desesperación”.
Henry David Thoreau
