Erick Becerra
Tres grandes reacciones surgieron desde la tarde de este domingo cuando Andrés Manuel López Obrador informó en su cuenta de Twitter haber dado positivo a COVID-19:
1. La primera reacción fue la de amigos, cercanos, (como el gobernador de Puebla, Miguel Barbosa,) políticos diplomáticos (como Enrique Peña Nieto y gobernadores como Marco Mena) y empresarios y público en general buena onda, de desearle pronta recuperación.
Esa reacción es obvia, pues nadie en su sano juicio quiere que algún positivo de COVID-19 la pase mal o enfrente consecuencias graves.
2. La segunda fue de quienes dudaron de la versión, porque aseguran, según datos no confirmados, que el presidente ya se vacunó. La especie está sustentada principalmente en la columna de Darío Celis, publicada el 19 de diciembre en El Financiero, en la que afirma que el presidente AMLO ya se vacunó con el antígeno en fase de pruebas CanSino, enviada desde China.
3. La tercer reacción generalizada no la voy a difundir, porque fue de muy mala leche de quienes odian al presidente.
Ahora le doy mi opinión.
Yo le creo al presidente cuando informa que se contagió. Dudo que se trate de una treta para elevar su popularidad victimizándose, porque esos teatros no salen bien.
Sería muy riesgoso mentir en ese tema tan delicado, pues tenemos casi 150 mil fallecidos a consecuencia del COVID, con una tasa de mortalidad del doble de la mundial, y en caso de ser sorprendido con una “fake” le resultaría costosísimo.
Más bien le deseo que le vaya bien y que la libre, a diferencia de 150 mil personas que han muerto agonizando en hospitales sin camas, sin medicamentos, sin oxígeno o con médicos contagiándose por las escasas medidas de seguridad.
Por el bien del presidente, de su familia y de México, deseo que se recupere y pronto. Porque no imagino el caos político, la ingobernabilidad y la crisis institucional que generaría un desenlace fatal que no deseo.
Ah, pero eso sí, debemos resaltar que se contagió después de casi un año de ignorar las medidas preventivas, como el uso del cubrebocas, la sana distancia y el lavado de manos en todo momento. También reprochamos que haya mantenido sus giras (este fin de semana fue a Nuevo León) en las que nunca usó el cubrebocas, instrumento que desestimó, pese a ser recomendación de la OMS.
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