Más allá de los deseos: construyamos nuestro 2026

Apenas faltan unos días para que el calendario nos entregue una de las 365 páginas en blanco que nos esperan. Pero antes de eso, justo ahora, en este punto exacto del año que está por terminar, el ambiente se llena de una energía peculiar que combina la nostalgia por lo que se va y una emoción intensa por decretar que “el próximo año sea el bueno”. Sin embargo, si algo nos ha enseñado este 2025 que hoy se despide, es que la vida no cambia simplemente porque cambie un número en el registro; la vida cambia cuando nosotros decidimos ser los arquitectos.
Mirar hacia atrás es un ejercicio necesario, no para estancarnos en el pasado, sino para honrar lo que caminamos. Este 2025 tuvo sus propias tormentas, pero también sus días de sol radiante. Cada desafío que enfrentamos fue, en realidad, un entrenamiento para algo mayor. ¿Qué aprendiste de ti mismo este año? ¿En qué momentos te sorprendió tu propia resiliencia? Antes de soltar el 2025, agradece las lecciones, incluso aquellas que vinieron disfrazadas de errores. Ese es el material con el que construiremos lo que viene.
El problema de los “12 deseos” de medianoche es que suelen ser efímeros. Desear es un acto pasivo, mientras que diseñar es un acto de valentía. Pasar del “espero que me vaya bien” al “voy a construir mi bienestar” requiere una transición mental profunda.
Antes de arrancar el 2026, te pido que no hagas una lista interminable de promesas que se te olvidarán en febrero. Mejor aún, te invito a que elijas una palabra guía. Un concepto, por ejemplo: disciplina, paz, expansión, valentía, etcétera, que sirva de guía para cada decisión que tomes. Visualiza no solo lo que quieres lograr, sino cómo te quieres sentir cuando despiertes cada mañana de este nuevo ciclo.
Construir el 2026 significa entender que los grandes progresos son, en realidad, la suma de pequeños pasos. No se trata de transformar nuestra vida de la noche a la mañana, sino de cuidar los pequeños hábitos que sostienen nuestros sueños. La diferencia entre un propósito que se cumple y uno que se desvanece es la intención constante y el compromiso innegociable con nosotros mismos.
Recibamos el año nuevo con la esperanza intacta y con la estrategia clara. Que el 2026 no nos encuentre simplemente esperando la suerte, sino trabajando activamente en la arquitectura de nuestros propios milagros. Estamos a tiempo de decidir qué historia queremos contar dentro de un año. Empecemos a escribirla hoy.
¡Feliz año 2026!
Teresa Juárez González
IG: @teregonzz14