
Dicen los que Saben que el sindicato de burócratas poblanos ya no huele a orden ni a respeto: huele a fractura.
Todo empezó el 27 de octubre, cuando el secretario general, Jhovani Oliver Gallo, publicó en Facebook su pomposo “Pacto de Civilidad, Respeto y Responsabilidad”.
Quiso sonar institucional, pero provocó lo contrario.
La base trabajadora le respondió con una lluvia de reclamos: simulación, venta de bases, engaño, falta de transparencia.
En cuestión de horas, el llamado a la civilidad se convirtió en un juicio público contra su liderazgo.
Dos días después, el conflicto escaló.
Ocho miembros del propio Comité Ejecutivo firmaron un documento contra el secretario general, acusándolo de violar los estatutos, actuar sin facultades y abusar del poder.
Le reprochan intentar imponer al “candidato oficial”, Emmanuel de Jesús Rodríguez, bajo la fachada de un pacto “moral”.
El mensaje fue claro: dentro del sindicato ya no todos se inclinan ante el líder.
De un lado, sus fieles; del otro, quienes exigen transparencia, legalidad y respeto real, no redactado en papel.
Lo que se presentó como un llamado a la paz, hoy luce como un instrumento de control.
El “pacto” no unió: dividió, exhibió y encendió la mecha.
Porque Dicen los que Saben que cuando un líder necesita exigir respeto por escrito, es que hace mucho tiempo dejó de merecerlo ¿O no?
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