Que nadie se junte con Adán Augusto

Por Vera Fernández

El narcoescándalo que envuelve a Adán Augusto López como exgobernador de Tabasco orilló a Morena a colocar una pantalla de unidad y cohesión hacia afuera; pero dentro, la realidad es otra.

El coordinador de Morena en el Senado de la República es el nuevo apestado, el hermano incómodo de los liderazgos del partido, quienes obligados por el institucionalismo, tuvieron que estrecharle la mano y sentarse junto a él.

Aunque su grupo más cercano tuvo que forzar una ovación para respaldarlo en la sesión del Consejo Nacional del domingo, la mayoría prefirió guardar silencio para no salir salpicados de aquello de lo que nadie quiere hablar.

Sentado en la orilla del presidium con un semblante más que derrotado, ningún consejero o consejera quiso captarlo en las fotografías que presumirían en sus redes sociales. Y si por error se coló, prefirieron recortarlo.

Aunque las investigaciones desvincularan al hoy senador de los nexos criminales que guarda su exsecretario de Seguridad Pública en Tabasco, Hernán Bermúdez, de un señalamiento de tal magnitud, pocos se reponen.

Con la caída de Adán Augusto se resquebraja también la cúpula más cercana al expresidente de México, Andrés Manuel López Obrador.

Andy López Beltrán y Ricardo Monreal serán los primeros damnificados; además de personajes secundarios como Andrea Chávez e Ignacio Mier Velazco.

La unidad forzada de Morena no queda más que en el discurso. Aunque lo quieran disimular, nadie quiere juntarse con Adán Augusto.