
A la violenta jornada electoral que se vivió en Puebla con balaceras, ejecuciones, robo y quema de urnas sólo le faltaba un final de fotografía ante un cerrado resultado entre Martha Erika Alonso y Miguel Barbosa, como el que tenemos en la entidad.
Entre las ocho de la noche y los primeros minutos de este lunes la victoria contundente de Andrés Manuel López Obrador contagió el jubilo en Puebla y Miguel Barbosa se declaró ganador con una importante ventaja.
Y este jubilo estaba sustentado en el resultado de siete empresas encuestadoras que le daban ventaja entre 3 y 11 puntos.
Y la alegría era mayor por los contundentes triunfos de Claudia Rivera Vivanco en la capital, la mayoría de diputados locales, ventaja en las diputaciones federales y el Senado.
El panorama era esplendido para Morena.
Sin embargo, dos encuestadoras daban una ventaja mínima -pero al fin ventaja- a Martha Erika Alonso.
El silencio, los rostros desencajados y las miradas extraviadas en el equipo de Martha Erika pronto desaparecieron con el conteo rápido del INE.
La única acta oficial le da una ventaja de 2.1%.
Mínima, pero ventaja al final de cuentas.
Morena grita fraude y el PAN se aferra al conteo oficial.
¿Quién tendrá la razón?
Las siete empresas encuestadoras que le dieron la ventaja a Miguel Barbosa o el conteo rápido del INE.
Evidentemente la elección manchada de sangre en Puebla se definirá en los tribunales.
No hay más camino.
Las balas, los muertos y las urnas robadas y quemadas nos llevarán irremediablemente a una lucha sin tregua en los tribunales.
Nadie puede cantar victoría aún.
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gomezcarlos79@gmail.com