Erick Becerra
El presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, calificó de “titubeos” lo que ha pasado en su gabinete, en el marco de la renuncia de Carlos Urzúa a la titularidad de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
En un video en el que presentó al nuevo titular, Arturo Herrera, publicado en sus redes sociales, el mandatario dedicó 6 minutos 47 segundos a dar su interpretación de lo que llevó a Carlos Urzúa a renunciar.
Veladamente dijo que hay resistencias porque en su gobierno se cambie el régimen,y recurrió, como es su costumbre, a frases domingueras como “No se puede poner vino nuevo en botellas viejas”.
Sin embargo, no respondió ninguno de los dos argumentos fundamentales que esgrime Carlos Urzúa en su carta de renuncia: “Discrepancias en materia económica hubo muchas. Algunas de ellas porque en esta administración se han tomado decisiones de política pública sin el suficiente sustento”.
Dos mensajes demoledores:
“Estoy convencido de que toda política económica debe realizarse con base en evidencia, cuidando los diversos efectos que ésta puede tener y libre de todo extremismo, sea éste de derecha o izquierda”.
Esto que dijo en su carta Urzúa, refleja lo que los opinadores hemos expresado muchas veces. El gobierno actúa con el hígado en lugar de usar la razón y la técnica.
La reducción presupuesta, la decisión de apoyar con todo proyectos señalados como inviables por expertos, ellos sí, técnicos, como el Tren Maya o el aeropuerto de Santa Lucía.
El segundo punto es demoledor porque evidencia un gobierno que sigue las prácticas de los peores gobiernos del PRI: el influyentismo, la contratación de personal sin cumplir el perfil requerido para los cargos. Algo que ya sabíamos pero que nadie dentro del gabinete reconoce.
“… me resultó inaceptable la imposición de funcionarios que no tienen el conocimiento de la Hacienda Pública. Esto fue emotivado por personajes influyentes del actual gobierno con un patente conflicto de interés”.
Es decir: lo que Urzúa dijo en su carta es demoledor para un gobierno que prometió que sería diferente. Que no recurriía a las mismas prácticas deshonestas del pasado. Recuerden: “no robar, no mentir, no traicionar”.
¿Entonces cómo puede llamársele a la decisión de incluir funcionarios con conflictos de interés?
¿No es traicionar la confianza ciudadana?
Ahora bien. Tampoco creo que sea un cisma en el gobierno federal. Sólo le digo a usted que es una baja mucho más sensible que la del director del IMSS, Germán Martínez, pues se trata de uno de los cargos más importantes y que desempeñaba alguien que se suponía era muy cercano al presidente.
La decisión del presidente de presentar al nuevo secretario evidenció los buenos reflejos del presidente para atajar la oleada de críticas derivadas de la renuncia de Urzúa, pese a evidenciar las fuertes tensiones presentes en el gabinete entre los diversos grupos políticos y técnicos, entre los rudos y los moderados. Lo normal, pues, en todo gobierno.
Idéntica impresión de buenos reflejos me dejó la detención de Juan Collado, abogado de Romero Deschamps, y quien ha representado a personajes como Carlos Ahumada y gestionó el divorcio de Enrique Peña Nieto y Angélica Rivera.
Es decir, actuaron rápido en uno de los días más críticos del gobierno federal en materia de opinión pública.
Parecen muchos frentes abiertos en el país, pues sumado al caso Urzúa hay que ponderar las nuevas cargas arancelarias de Estados Unidos al acero mexicano, pese a que estamos a sus pies con las medidas migratorias, sanciones que pusieron gran presión desde la mañana con tres diarios nacionales que llevaron el tema como nota principal en sus primeras planas.
Por cierto: la Bolsa Mexicana de Valores perdió 1.77% y el dólar se disparó a 19.27 pesos, mientras que la cúpula patronal, representada por el CCE y la Coparmex nacionales cuestionaron a las autoridades y exigieron se investiguen las denuncias hechas por Urzúa.
En fin. Hay mucha tinta que debe correr y muchos ajustes en un gobierno que parece no tener orden y se aleja mucho de lo que ofreció en campaña.
Gracias y nos leemos el viernes.
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