¿Podemos confiar en los árbitros electorales?

Carlos Gómez / @gomezcarlos79
Marcos Rodríguez del Castillo y Jacinto Herrera, representantes del INE e IEE respectivamente, realizaron pruebas de alteración a las boletas electorales que serán usadas el 1 de julio en las elecciones a todos los puestos de elección popular. Foto: Es Imagen

El Instituto Nacional Electoral (INE), en el papel, tiene un trabajo más sencillo que el Instituto Electoral del Estado de Puebla (IEE) para el próximo domingo.
Andrés Manuel López Obrador tiene una importante ventaja sobre José Antonio Meade, candidato del PRI, y Ricardo Anaya, candidato del PAN, y no se ve cómo pueda perder AMLO la Presidencia de la República.
En el colectivo social se habla de que la única forma en que AMLO pueda perder el próximo 1 de julio será mediante el fraude electoral más grande la historia de este país.
Mayor, inclusive, al cometido contra el propio AMLO en el 2006 cuando le fue arrebatado el triunfo por el entonces Instituto Federal Electoral (IFE) para dar la victoria al panista, Felipe Calderón.
Sin embargo, hoy las circunstancias son distintas y el INE debe ser garante de que no haya ningún fraude electoral a nivel nacional.
La brecha entre López Obrador y José Antonio Meade y Ricardo Anaya es tan amplía que no se visualiza la forma de revertirla en estos días que quedan de campaña.
El escenario nacional se percibe casi resuelto a favor de Morena.
Sin embargo, en el caso de Puebla la situación es distinta.
El PAN cerró, de acuerdo con las últimas encuestas, con una ventaja aproximada de siete puntos sobre MORENA tanto para gubernatura como para la Presidencia Municipal de Puebla.
No obstante, las encuestas de Morena establecen un empate técnico.
Los candidatos de Morena confían en que la ola de AMLO los pueda hacer revertir las tendencias y que ganen la gubernatura, las dos posiciones del Senado y los principales municipios de Puebla.
El papel que deberá desempeñar el Instituto Electoral del Estado es de mayor responsabilidad.
El IEE debe ser un árbitro implacable al momento de aplicar la ley electoral, no debe haber dudas de su trabajo y con todo y lo reñido que va a estar el día de la elección debe generar confianza.
En las manos de los consejeros electorales está que el resultado, sin importar cuál sea, del proceso electoral sea apegado a derecho.
Los consejeros electorales tienen una responsabilidad histórica ante los poblanos y no deben fallar.

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