Carlos Gómez / @gomezcarlos79
Nadie olvida cuando Rafael Moreno Valle abarrotó, increíblemente, el estadio Cuauhtémoc en su cierre de campaña y al siguiente día Javier López Zavala no pudo.
Ahí se marcó la historia política de Puebla en el 2010.
Tampoco el cierre brutal de Tony Gali ante una débil Blanca Alcalá Ruiz.
O los parejos cierres de campaña entre Martha Erika Alonso y Miguel Barbosa.
La elección más reñida de toda la historia que se tuvo que definir por un cuestionado voto en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
Ninguna campaña se acerca, por el momento, a las que vivieron Martha Erika Alonso y Miguel Barbosa.
Ninguna.
Fue un duelo de poder a poder.
Las dos más grandes estructuras que se han visto en las últimas décadas.
Hoy las cosas son distintas.
Alberto Jiménez va por una marcha de 5 mil priistas del Paseo Bravo al zócalo de Puebla.
Eso sí, llegará como una marcha de lealtad al PRI.
Enrique Cárdenas va por dos cierres con menos de 3 mil asistentes en Cholula y Tehuacán.
No da para más.
No quiere hacer el ridículo de convocar en la capital a un evento de unas 20 mil personas porque no puede.
Un reflejo de su miedo.
Su fracasada campaña no da para más de diez mil personas.
Tres mil o cinco mil panistas como máximo.
Miguel Barbosa va a ratifica su lleno absoluto en la Plaza de la Victoria.
Ahí dónde Rafael Moreno Vale encumbró al morenovallismo y dónde velaron sus restos junto con su esposa la gobernadora, Martha Erika Alonso.
Será en evento lleno de mensajes.
El domingo será el principio de una nueva etapa en Puebla.
La antesala de lo que será el 2 de junio.
Ya verá las diferencias en los cierres de campaña.
Pero Miguel Barbosa se ve invencible por todo lo que hizo en la campaña.
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