Llegó la violencia al congreso de Puebla

Erick Becerra
Apenas la semana pasada, el viernes, publiqué la columna El circo legislativo en la que le compartí: “Estamos a unas horas, días o semanas quizá de que haya golpes entre legisladores del congreso del estado. El horno no está para bollos. Las posturas de unos y otros se han polarizado”. Hasta aquí la cita.
Ayer, lamentablemente, ese momento llegó.
Unos y otros argumentan que sus adversarios comenzaron las agresiones.
Los protagonistas: José Juan Espinosa, líder del PT y presidente de la Mesa Directiva, Carlos Morales, diputado de Movimiento Ciudadano, y Gerardo Islas, de Nueva Alianza.
Las acusaciones son mutuas. Que si José Juan empezó, que si Gerardo y que si Carlos.
Hasta que haya videos del momento del pleito podríamos tener más claridad. Pero mientras eso ocurre, mientras se presentan denuncias por lesiones, si es que se presentan, la violencia, poca, leve, moderada, escasa, escarceo, como sea, ya llegó al congreso. Y sí, lamento decir, lo advertimos.

Desde los corrillos:
AMLO avala la impunidad
Las cárceles del país no alcanzarían para encarcelar a los corruptos de México, aseguró ayer Andrés Manuel López Obrador.
Esto es: el próximo presidente de la República no perseguirá a los corruptos.
A pesar de que el eje central de su campaña se basó en la lucha contra la corrupción.
¡Que alguien me explique!
No va a perseguir a c o r r u p t o s.
Le comparto las frases textuales declaradas ayer por el presidente electo:
“Es un perdón, sí, es un perdón. Así es lo que se está planteando. Es decirle al pueblo de México: punto final. Que se acabe la historia trágica, horrenda de corrupción, de impunidad, que se acabe la etapa antipopular entreguista y se inicie una nueva etapa”.
Pero hay cinco cosas que no cuadran con esta declaración. Me explico:
1. Ayer mismo se publicó que el futuro secretario de Comunicaciones y Transportes, Javier Jiménez Espriú advirtió que si hay irregularidades en la construcción del aeropuerto de Texcoco, habrá sanciones a las empresas. Peor entonces ¿por qué sí castigar a las empresas y no a los exfuncionarios públicos corruptos?
2. La corrupción es un delito y para perseguir los delitos están las fiscalías –que se busca sean independientes al gobierno- y el poder judicial es el que los castiga. Es decir: AMLO no tiene calidad jurídica para decir que no se castigarán porque el poder Judicial no depende ni tiene por qué depender del Ejecutivo ¿o sí?
3. En la madrugada del 2 de julio, en su discurso de la victoria Andrés Manuel declaró: “la transformación será desterrar la corrupción de nuestro país”. Esa es la última declaración en el proceso electoral, pero antes hubo decenas de ellas en torno al caso.
4. Ayer los priistas lanzaron críticas severas a la postura de AMLO de ‘perdonar’ la corrupción, pues dicen que no necesitan perdón de nadie, pues no cometieron actos de corrupción. La senadora Claudia Ruiz Massieu de hecho rechazó dicho perdón.
5. Las encuestas establecían en campaña y antes de ella que la principal preocupación de la gente era la inseguridad y la falta de empleo o la incapacidad para sufragar gastos con los ingresos recibidos, pero AMLO decidió usar la lucha contra la corrupción como principal eje de su promesa de venta.
De hecho aseguró que la corrupción costaba al país 500 mil millones de pesos, y con lo que se ahorraría el país podría cumplir sus múltiples promesas. Hoy enterró esa promesa.

Gracias y nos leemos el viernes.
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