La Reina del Sur… Entre el poder y la supervivencia

El poder se ejerce, no se posee.

Lía Rincón

 

Por: Mtra. Fátima Adriana García Cabrera

Investigadora del orden social desde el psicoanálisis

 

Los crímenes en el estado de Puebla, han causado alarma en la sociedad, pues en el contexto actual de violencia, Puebla se encuentra rodeado por distintos grupos del crimen organizado que, por adquirir el poder y control de ciertos territorios, ponen de manifiesto todas sus formas de delinquir, así como asesinar y exponer los cuerpos de personas ejecutadas.

La delincuencia, se expresa en distintos matices que van desde cometer pequeños actos ilícitos, hasta asesinar en condiciones de extrema crueldad y segregación, dejando al descubierto el asentamiento de estos grupos en nuestro estado.

Ante esta realidad, pareciera que la sociedad se encuentra cada día más vulnerable, pues tan solo en diversos sectores del estado, que durante años permanecieron en calma, hoy en día se encuentran bajo un clima de inseguridad, pues muchos jóvenes en su mayoría, han caído en la delincuencia y drogadicción, teniendo que robar y violentar a la comunidad para conseguir la droga, colocando al ciudadano frente a un estado de excepción.

Pero, estos jóvenes ¿dónde consiguen o quién les proporciona la variedad de sustancias ilegales?

Lamentablemente, negocios como el narcomenudeo, huachicol, etc. equivocadamente, han representado una oportunidad para alcanzar el éxito, obteniendo de manera fácil el dinero bajo el argumento y justificación basados en el “no hay trabajo”

Es triste mencionar, que México ha superado los niveles de delincuencia y homicidios. Recordemos además que, histórica y culturalmente estamos frente a un sistema patriarcal, donde los papeles tanto masculino como femenino habían formado una serie de normas y prescripciones que han dictado a la sociedad y la cultura el comportamiento de ambos.

Y cuando digo “habían”, me refiero a que dentro de la delincuencia los roles han cambiado, ya que las mujeres también se han sumado y establecido estereotipos que condicionan los papeles al estimular los comportamientos, por lo tanto, hoy en día, podemos encontrar mujeres “masculinizadas” como el caso de la Reina del Sur.

Pero ¿quién es ella? ¿cómo es que este personaje desconocido para la sociedad hasta antes de su detención, de la noche a la mañana adquiere fama a nivel nacional?

Analicemos el papel de “Liliana N.”, quien aparentemente es cabeza de una célula de narcomenudistas y responsable de al menos tres ejecuciones, entre ellas el decapitado de la colonia San Bartolo, al sur de la capital poblana y del niño de doce años, hallado sin vida en la incorporación de la 14 sur y Periférico Ecológico.

El nombre de la Reina del Sur, se debió a una cartulina con un mensaje que decía: “Para que aprendan a no pasarse con la Reyna del Sur”, y es aquí donde surge la interrogante ¿por qué si nuestro estado, ha sufrido y denunciado la violencia de género, cómo es que una mujer llega a la cima del liderazgo y además tiene el poder de vejar, torturar y ordenar ejecuciones al grado de mandar a decapitar a un hombre y generar pánico entre los habitantes de ciertos sectores de la capital?

Cabe mencionar que Liliana N. fue capturada junto con su esposo, escolta y su madre, quien además de ser líder huachicolera, principal distribuidora de droga y acusada de delitos contra la salud, hacía dejar cuerpos y narcomensajes con el fin de apoderarse de una plaza en Puebla.

Sin embargo, ¿por qué se hace llamar la “Reina del Sur”? ¿será posible que haya existido una identificación con la serie televisiva cuyo nombre hace alusión a un personaje también de la vida real?

Recordemos que esta serie, describe la vida de una mujer de bajos recursos, enamorada de un hombre que se vincula en el mundo del narcotráfico y que, además sufre amenazas, insultos, vejaciones, venganzas y es víctima de violación.

De acuerdo a la posición de Liliana N., considero necesario retornar a su infancia cruel, entendiéndola como una víctima frente a un victimario, viviendo en un escenario inicial quizá de pobreza, desigualdad y marginalidad social donde la falta de prohibiciones volcó en una conducta transgresiva, pero ¿y la madre? ¿qué papel juega frente a la Reina del Sur? ¿cómo es que una madre se puede volver cómplice de una hija delincuente? ¿Acaso tan común fue la violencia vivida, que para ambas se convirtió en una normalidad?

Precisamente, en la posición víctima – victimario, alguien se culpa y castiga. Cuando en una dinámica familiar existe una vida de hostigamiento, con el tiempo reaparece de forma invertida, pues pareciera que ahora La Reina del Sur, intenta castigar a la sociedad en actos de delincuencia adquiriendo el estereotipo de la mujer – hombre.

Sin duda, ella. no se gusta a sí misma, pues pareciera que su fantasía la fue alejando de su propia realidad y la acercó a un personaje que no le rinde cuentas a nadie, que se impulsa por medio de la venganza, se coloca por encima de su propia madre, logrando ponerla a su propio servicio, imponiéndose por medio de la violencia y al mismo tiempo buscando la pertenencia entre los grupos delictivos.

Pero si tan solo le quitáramos esa investidura de mujer poderosa ¿qué quedaría de ella? ¿dónde estaría colocada ahora la Reina del Sur?

Ante este hecho, dado a conocer por los diversos medios de comunicación, es la sociedad quien levanta la voz y se pregunta: ¿dónde estuvieron los padres?

Hemos escuchado hablar de la madre, el esposo, incluso su escolta, pero ¿y el padre?

Para este tipo de personas que transgreden y desafían las leyes, en realidad lo que buscan es al padre y quizá esto responda a por que Liliana N. bajo el nombre de La Reina del Sur se sumó a la lista de delincuencia, además de insertarse en ella para sobrevivir, pareciera que también ha venido buscando el límite que solo puede brindar la función paterna, por lo que en sus constantes actos delictivos, no hacía más que remitirse a su propia historia infantil, enmarcada por la ausencia de este, por lo tanto, la cárcel se viene a convertir en el padre simbólico que ella necesita, pues es ahí donde ahora se tiene que acatar a las normas establecidas por la autoridad.

Es probable que, si La Reina del Sur llegase a salir de la cárcel, buscaría nuevamente cometer actos delictivos y reincidir en el orden social, buscando una admiración, una mirada, aunque sea dentro de la delincuencia, quizá como un llamado a su padre.

Quiero finalizar, argumentando que la función del padre no la ejerce solamente el papá, pues la madre también puede ejercer esta función y para muestra, cuántas mujeres solteras establecen límites sacando a sus hijos adelante y formando excelentes ciudadanos. Lo mismo puede ocurrir con los padres que educan hijos estando ausente la madre y que además son totalmente funcionales en la sociedad.

¡Qué importante y necesaria es la función paterna!